Colección: INTERAMER
Número: 29
Año: 1994
Autor: Josefina Zoraida Vázquez y Pilar G.Aizpuru, Comps.
Título: La Enseñanza de la Historia
Introducción
El presente estudio derivó de la celebración del Quinto Centenario del viaje de Cristóbal Colón, del que resultaría la incorporación del “Nuevo Mundo” a la ecumene. Iniciado por un grupo que no llegó a completar la tarea y fue asumido por otro en 1990. Pilar Gonzalbo elaboró el primer esbozo general, al que la que suscribe integró el análisis de Pablo Escalante sobre los temas prehispánicos, revisó, completó y redactó un documento final con el título de Diagnóstico de los libros de texto de Latinoamérica, España y Portugal. El presente artículo lo aprovecha sintetizado e incorpora algunos nuevos elementos.1
Por el breve plazo con que contó la segunda comisión, se vio obligada a trabajar sobre los textos ya reunidos y a restringir el análisis a cuatro rubros: la imagen de las culturas prehispánicas; la reseña del descubrimiento y la de la conquista y colonización del Nuevo Mundo; África y Latinoamérica y el regionalismo y americanismo. El material fue heterogéneo: en algunos casos comprendía programas, libros de primaria y secundaria (España, México y Colombia, por ejemplo); pero en otros, sólo programas o libros de un nivel y en algún caso un solo libro, de lo que es fácil deducir los límites del análisis. Este, sin embargo, por realizarse sobre países con una cultura en gran medida común, es revelador, porque permite apreciar claramente la variedad de interpretaciones que han surgido de una misma experiencia, pues dada la naturaleza misma de la historia, los mismos datos pueden interpretarse de diversas maneras, lo que, si bien puede considerarse una debilidad, constituye una enseñanza inapreciable para que niños y jóvenes comprendan las limitaciones de los juicios sobre los actos humanos.
El análisis de textos escolares implica una fuerte responsabilidad y más cuando abarca tantos países. A riesgo de ser injustos, nos aventuramos a criticarlos sin tener todos los instrumentos para comprenderlos en su propio contexto, con la modesta aspiración de despertar interés en un tema que debía ser esencial en la formación de los educadores americanos. El análisis conlleva cuestiones que vale la pena tener en cuenta. En primer lugar, no hay que exigirles lo que no pueden dar, pues se trata de compendios destinados a proporcionar información fundamental, despertar interés, enseñar a pensar y formar conceptos y conductas básicas. Sus explicaciones, por ser someras y sintéticas, tienden a ser simplistas cuando se destinan a la enseñanza elemental. Pero el que sólo sean cimientos sobre los que más tarde se construirá un conocimiento más acabado, no justifica libros mal hechos, mal escritos o plagados de errores; y es conveniente recordar que para hacer una síntesis inteligente hay que tener un conocimiento profundo. Por eso, cuando los historiadores participan en la elaboración de programas y textos, como en Colombia, México y Jamaica, logran mayor coherencia y calidad. Claro está que es conveniente la colaboración de pedagogos calificados, para sortear las limitaciones de espacio, vocabulario y necesidad de relacionar las diversas áreas del conocimiento con etapas de crecimiento e interés.
No parece haber muchos estudios sobre la influencia que tiene una forma particular de enseñar la historia, aunque se acepta comúnmente su influencia en la percepción de la identidad cultural, tan importante en un mundo cada día más interdependiente.
Para hacer el análisis, son indispensables el conocimiento de la materia y el sentido común. Los métodos desarrollados para análisis similares pueden alertarnos sobre errores frecuentes en estudios pioneros. Por desgracia los sistemas cuantitativos a los que se abocan estos nuevos estudios exigen series de libros sometidos a la aplicación sistemática de un mismo tipo de cuestiones (Pratt 15-26), que lo heterogéneo de nuestra muestra no permitía. La doctora Gonzalbo hizo un esfuerzo de sistematización con un método sencillo. Como primer paso se eligieron los textos que respondían a los objetivos señalados y se clasificaron según su materia. La mayor parte de los países han optado por la enseñanza por áreas, es decir las ciencias sociales en lugar de historia, geografía y civismo tradicionales, en especial en la educación elemental. No obstante, en algunos países se sigue la vía tradicional y en otros, como en México, se ha vuelto a ella en 1992. En algunas partes, aunque se enseñan las ciencias sociales en la escuela elemental, en la educación media o en el bachillerato se enseña historia; y no parece haber otra diferencia que un menor espacio dedicado a los temas históricos en el método globalizador. El segundo paso fue elaborar una ficha de trabajo que sirvió para recopilar los datos de un diagnóstico por países, grado de escolaridad y temas específicos. Los materiales recogidos se emplearon para la elaboración de cuadros, gráficas, tablas y resúmenes. En la redacción final se incorporó parte del material recopilado por el primer grupo, sujeto a un criterio general.