<<Biblioteca Digital del Portal<<INTERAMER<<Serie Educativa<<Desarrollo Sostenible en América Latina: La Sinergía entre el Financiamento y las Políticas<<El Financiamiento de la conservación de la biodiversidad en América Latina
Colección: INTERAMER
Número: 69
Año: 2000
Autor: Ramón López y Juan Carlos Jordán, Editores
Título: Desarrollo Sostenible en América Latina: La Sinergía entre el Financiamento y las Políticas
La incorporación de inversiones en biodiversidad dentro de las actividades
regulares de las instituciones financieras
Los distintos actores que operan en el ámbito de los servicios financieros
—bancos, compañías de seguros, fondos de pensiones, y otros— están en condiciones
de ejercer una gran influencia en la conservación de la diversidad biológica.
A medida que se comprende mejor y se reconoce el nexo entre el desarrollo
económico y la ordenación ambiental, los cambios en el patrón de inversiones
y de la adopción cotidiana de decisiones cobrarán importancia creciente
en la activación de pautas de producción y consumo más sostenibles (NC-IUCN
y TransGlobal, 1998). Por esta razón, cada día es mayor el número de organizaciones
que en todo el mundo prestan atención al tema. Por ejemplo, en 1992 se
estableció la Iniciativa del Financiamiento del Medio Ambiente del PNUMA
para reunir a una amplia variedad de instituciones financieras en un diálogo
constructivo acerca del nexo entre desarrollo económico, protección ambiental
y desarrollo sostenible (Bartel y Voorhees, 1998). Una encuesta reciente
del PNUMA indicó que el 88% de las instituciones financieras respondieron
señalando que ya habían financiado a empresas relacionadas con el medio
ambiente o tenían previsto hacerlo durante los próximos 15 años.
El Protocolo Verde del Brasil es un instrumento promisorio a los efectos
de despertar conciencia ambiental en el sector financiero y de multiplicar
inversiones, ya que promueve la disponibilidad de mecanismos crediticios
especiales para las empresas que persigan objetivos sostenibles desde el
punto de vista ambiental. Establecido en 1995, con objeto de reforzar las
políticas ambientales de los bancos del país con financiación pública,
el Protocolo ha estimulado la inclusión de variables ambientales en la
evaluación de proyectos por parte de las instituciones financieras y sus
intermediarios (Dourojeanni, 1997). Asimismo ha resultado en una mayor
disponibilidad de líneas de crédito con condiciones especiales para proyectos
de medio ambiente. Por ejemplo, el Fondo Constitucional de Financiamiento
para el Norte (FNO), administrado por el Banco de la Amazonia, ha abierto
líneas de crédito para programas o productos forestales no madereros, agricultura
sostenible y conservación ambiental. El FNO se financia con base a impuestos
sobre productos importados y sobre la renta.
El Protocolo Verde parece replicable en muchos otros países de la región,
con modificaciones apropiadas para adaptar la iniciativa a las circunstancias
locales. Una forma obvia de alentar su multiplicación, sería el condicionamiento
de algunos préstamos del Banco Mundial y del BID a la adopción de un protocolo
similar y al financiamiento de asistencia técnica que suministrara la capacitación
pertinente. El Anexo 3 describe los instrumentos financieros usados por
el BID.
Las inversiones en biodiversidad tienden a ser novedosas y se les considera
de alto riesgo, razón por la que cualquier mecanismo que reduzca los riesgos
ayudará a atraer inversiones a este campo. Instituciones como el BID pueden
ofrecer garantías. En los Países Bajos se encuentra en una etapa muy avanzada
el establecimiento de un mecanismo de suministro de garantías a las empresas
holandesas que estén dispuestas a invertir en países en vías de desarrollo
y el medio ambiente es una de sus prioridades (NC-IUCN y Trans Global,
1998).
McNeely (1998) ha analizado las ventajas y desventajas de varios mecanismos
de financiación y en el Cuadro 2 se resumen los resultados de esta evaluación.