<<Biblioteca Digital del Portal<<INTERAMER<<Serie Cultural<<El Río de los Sueños: Aproximaciones Críticas a la Obra de Ana María Shua<<Erotismo y narración en Los amores de Laurita
Colección: INTERAMER
Número: 70
Año: 2001
Autor: Rhonda Dahl Buchanan, Editora
Título: El río de los sueños: Aproximaciones críticas a la obra de Ana María Shua
Los rituales narrativos
Mientras la narración desmantela, corroe rituales y mandatos proponiendo
la transgresión individual como el camino menos nocivo para resquebrajar la
pacatería social, la novela crea sus propios rituales narrativos. Cada nuevo
capítulo se abre retomando algún elemento que ha servido de cierre al capítulo
anterior: los dieciséis años, la festichola, la prisión, el embarazo y el
aborto, la relación con Kalnicky Kamiansky, el café, la despedida, el saber
médico. La narración alterna escenas del presente con fragmentos del pasado
de la protagonista. La asociación de tiempos liga narrativamente todos los
elementos dispersos, parece darle un sentido a la vida de Laura, y es el principio
de la mirada de un narrador que focaliza a la protagonista para observar desde
ella la historia y a los demás personajes. De esta manera, la historia de
Laura significa: las transgresiones anteriores anuncian la posibilidad de
la escena final de masturbación y autoerotismo.
Tal vez, podría pensarse que la novela reproduce en su movimiento de composición
la cópula como forma, el acto de unir lo que parece tender a desunirse, a
separarse, a oponerse, a confrontar, a disgregarse intensificando de esta
manera la posibilidad de que sea la literatura, la narración, el acto mismo
de narrar el espacio elegido no sólo para la puesta en escena de un conflicto
sino de su resolución. Narrar la historia de Laurita, sus amores, sus conflictos,
sus contradicciones ayudaría a situar y a explicar la transgresión del final
de la novela.
Aunque la escena erótica es absolutamente gratuita y Laura desvía con
su placer el sentido con el que el saber médico ha cargado el acto de masajearse
los pezones, la narración muestra que cada escena tiene un valor en esa historia
y que no hay tanto desorden ni tanto caos como parece insinuarse en algunas
escenas. Es la narración la que imprime su ritmo y una organización a esta
porción de vida. Los capítulos fingen terminar, cerrarse e inmediatamente
los que los suceden desmienten la posibilidad de un cierre. El final potencia
este ritmo de apertura en la imagen de una Laura que duerme mientras, en cambio,
su hija se chupa el pulgar. Nada resulta del todo previsible, los puntos de
fuga y de quiebre se multiplican narrativamente. La novela juega a establecer
también su propio ritmo que parece basarse en la cópula de pares enfrentados:
literatura y vida, realidad y utopía, sociedad e individuo, presente y pasado,
cuerpo de madre y cuerpo de mujer, sexualidad y erotismo.
La preocupación por el devenir del tiempo se explicita a medida que la
historia crece ante el lector. Narración, erotismo y personajes están atravesados
por el tiempo. Así como se intenta escapar de lo pautado, de las normas establecidas,
la narración muestra otras referencias textuales sobre las que descansa —especialmente
la utopía del erotismo según Bataille— situándose dentro del patrimonio cultural
de Occidente mientras que apuesta al final a una apertura hacia el futuro.
Shua recoge la tradición ya canónica de la novela erótica, ficcionaliza
sobre la utopía de una sociedad basada en el puro placer, revisa los parámetros
de nuestra sociedad hacia 1980, muestra el conflicto entre rituales y creencias,
pone en tensión al individuo mujer en clave genérica y generacional
y apuesta a que la literatura sea uno de los posibles espacios desde el cual
desmentir todo tipo de pautas, desde las sociales hasta las literarias.
Si para la novela erótica europea, entonces, la mujer cumple un rol pasivo
y sólo es objeto de deseo y la maternidad aparece absolutamente excluida de
las características de las protagonistas —pensemos una vez más en las ficciones
de Sade, Bataille o Klossowski— Shua compone precisamente una narración en
la que el erotismo es el eje central en la constitución de su protagonista.
Laura no es soltera, no es pasiva, no se prostituye: está embarazada, goza
sola, desea y puede prescindir del hombre para obtener placer. Los amores
de Laurita desmiente también un canon narrativo.
Sin caer en un discurso didáctico, más bien proponiendo la suspensión
de toda certeza, Laura tira por la borda el saber de su madre, del médico,
de los manuales, y de los libros eróticos que ha leído:
Está descalza y el frío de los mosaicos en la planta de los pies le transmite
una anticipada sensación de placer. Tal como el Bhagavard-Gita el divino cochero
aconseja a Arjuna, que desfallece antes de la batalla en la que deberá combatir
a sus propios parientes, Laura pretende convertir la ceremonia en un acto
gratuito, desinteresado, un acto necesario al que su deseo o sus sentidos
deberían permanecer indiferentes. Sin embargo, sus pezones se yerguen, ansiosos,
mirando de costado, como dos tímidos ojitos, al jabón celeste que reposa en
la jabonera. (181)
El cuerpo desoye todos los mandatos, se corre de la necesidad para permitirse
experimentar el placer. La novela, que ha unido y puesto en crisis muchos
saberes y rituales, se desata y olvida las comas, los puntos, las frases y
se precipita hacia el orgasmo que la protagonista busca. Se descontiene y
sigue el ritmo vertiginoso, caótico del cuerpo de la protagonista. Después
del desorden que ha instalado el erotismo en esta narración, las últimas reglas
caen y Laura se permite otro cambio. No hay lugar ya para más mandatos y,
entonces, surge la posibilidad de formular para su hija no un interdicto sino
un deseo: “patadita, pateá loquito, que me gusta, divertite, loco, pasala
bien” (185).
La novela se cierra con un novedoso parto: Laura puede dejar nacer dentro
de ella una madre distinta de la que la sociedad le ha propuesto como arquetipo.
Laura puede desmentir un saber médico, familiar, cultural sobre el cuerpo
femenino y su sexualidad. Laura puede, por fin, dar rienda suelta a su deseo.