29 de Abril de 2025
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Colección: INTERAMER
Número: 70
Año: 2001
Autor: Rhonda Dahl Buchanan, Editora
Título: El río de los sueños: Aproximaciones críticas a la obra de Ana María Shua

Fantasía y subversión

Ana María Shua ha escrito libros en muy diversos géneros: cuento, novela y microficciones. Su producción oscila entre el humor, el realismo, la memoria y la fantasía, pero su literatura fantástica, en particular en el cuento brevísimo, género atípico y muy latinoamericano, ejemplifica, precisamente, como lo fantástico no obedece las reglas de ningún género. En La sueñera (Buenos Aires: Minotauro, 1984), por ejemplo, el sueño parecería estar compuesto por inolvidables fragmentos de pesadillas, visiones y poemas. Su lectura produce una nueva comprensión de la realidad y de las zonas de lo imaginario. Así, su literatura fantástica ofrece territorios y espacios para la subversión, el desorden y la ilegalidad usando el único código posible: la imaginación y el lenguaje. Lo fantástico, en cualquier género, tiene la opción o mejor dicho, el deseo, de actuar a través de lo que ha sido culturalmente definido como prohibido y marginal. Es una forma de resistencia, una refutación tanto como una aceptación de aquello que es considerado real. También es parte de un mundo totalmente imaginario donde se puede hablar de lo prohibido, donde el significado se puede disfrazar, donde es posible romper con la estructura de la autoridad y el lenguaje resulta constantemente renovado.

Así, los textos de La sueñera, tanto como los de Casa de geishas (Buenos Aires: Sudamericana, 1992), tienen elementos de fantasía relacionados a la experiencia cotidiana de las mujeres, y al mismo tiempo visiones casi utópicas de nuevas realidades y componentes psicológicos inherentes a la ciencia ficción. Estos elementos forman una unidad de textos subversivos cuya gran magia e inspiración están fundadas en su capacidad de transgresión y en la forma en que evaden cualquier forma de clasificación. A esas cualidades se agregan las de extrema innovación y calidad poética.

El peculiar sentido de lo fántastico que despliega Shua en sus textos brevísimos resulta una negación de todo lo que es estereotípico de América Latina. En el desorden característico de las máscaras de carnaval, sus misteriosas geishas (que no sólo no son japonesas sino que tal vez ni siquiera sean mujeres) desafían el género del realismo mágico, ese término acuñado por la crítica para definir el mundo mítico y mágico asociado con la presencia de lo maravilloso en el continente americano. Así se produce una subversión de códigos y estilos preestablecidos.