29 de Abril de 2025
Portal Educativo de las Américas
  Idioma:
 Imprima esta Página  Envie esta Página por Correo  Califique esta Página  Agregar a mis Contenidos  Página Principal 
¿Nuevo Usuario? - ¿Olvidó su Clave? - Usuario Registrado:     

Búsqueda



Colección: INTERAMER
Número: 70
Año: 2001
Autor: Rhonda Dahl Buchanan, Editora
Título: El río de los sueños: Aproximaciones críticas a la obra de Ana María Shua

Segundo Movimiento

Como parte de una segunda operación textual surge la reescritura de los cuentos. A modo de restauración, el desplazamiento procura retomar las particularidades iniciales e inherentes a su condición original: “Las versiones de los cuentos populares han sido reescritas, buscando en todos los casos acercarme a un hipotético relato oral, manteniendo sin modificaciones la esencia del cuento” (27). El movimiento resulta entonces inverso: se marcha hacia el pasado con el objeto de encontrar el génesis de una tradición cuya esencia implica, simultáneamente, dinamismo e inmovilidad. Se trata de un proceso dialéctico que, como veremos más adelante, constituye el fundamento propio de la “oralidad.” No obstante, y una vez recuperada la materia narrativa, el gesto personal de Shua se visualiza en el formato ulterior: traducción o “trans-creación,” como supieron definir los poetas concretos a la acción misma de traducir, el procedimiento entraña un modo de resignificar que en su posterior evolución revela una constitución nueva e inédita. Porque si bien los poetas brasileños concebían que esta actividad conllevaba en sí misma la posibilidad de “crear un nuevo lenguaje” (De Campos 160), otra “representación de realidades o contenidos ya preexistentes en otros lenguajes” (De Campos 161), lo cierto es que en este caso se trata más de revisar sus fundamentos principales en función de la recuperación misma de la tradición oral. Aunque tampoco se trata de un procedimiento alejado de las características típicas de su constitución: a partir del siglo XV, aproximadamente, las “personas letradas [. . .] han seguido reuniendo en textos lo dicho por la tradición oral, aunque resulta significativo que, a más tardar a partir del medioevo y la época de Erasmo, por lo menos en la cultura occidental, la mayoría de ellos no recogieron lo dicho directamente por la expresión hablada sino que lo tomaron de otros escritos” (Ong 25). Entre ellos, se encuentran los hermanos Grimm (Jacob y Wilhelm), quienes se ocuparon de rehacer “en forma más o menos directa algunas partes de la tradición oral, cuasioral o semioral, otorgándoles una nueva respetabilidad” (Ong 25). De todos modos, no fueron tantos, como tampoco lo son en la actualidad, el número de escritores y críticos abocados a la tarea de acordarles un nuevo sentido a las múltiples manifestaciones culturales que a través de esta tradición encuentran su vía de expresión y de reelaborarse continuamente.