EL PAPEL MEDIADOR DE LAS ORGANIZACIONES NO GUBERNAMENTALES
EN LA CAPACITACIÓN Y EDUCACIÓN POPULAR EN MÉXICO

José A. Moreno Mena*
Rosa Maria Avendaño
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Introducción

En años recientes ha venido manifestándose en el escenario nacional un sinnúmero de grupos de carácter civil, que vienen a dar una nueva fisonomía a la participación de los ciudadanos en la identificación y resolución de problemas económicos, sociales, ecológicos y políticos de amplios sectores de la población.

Estamos siendo testigos de la acción de organismos de derechos humanos, grupos “civilistas” en favor de la democracia que luchan por el respeto al derecho de las etnias, que promueven la  salud, defienden los derechos de los migrantes, de las mujeres, de los refugiados, en contra de la violencia, o bien ecologistas que dan la batalla por la preservación del medio ambiente, etc. A este tipo de grupos se les conoce genéricamente como Organizaciones No Gubernamentales (ONG’s). Las ONG’s no son un fenómeno social nuevo, lo novedoso resulta ser las iniciativas que vienen tomando en el escenario político y social.

En un primer apartado, este trabajo presenta a manera de propuesta una caracterización de las llamadas ONG’s en México, así como algunos antecedentes y el desarrollo que han venido manifestando estos grupos de la sociedad civil. Se hace énfasis en la educación popular como herramienta metodológica de estos grupos. Finalmente se hace una pequeña reflexión a manera de comentarios finales.

ONG’s: Problemas para su definición1

Para todos aquellos que tratamos de entender la dinámica que vienen siguiendo las ONG’s en nuestro país, nos resulta difícil el poder diferenciar qué organismos se encuadran dentro de este concepto, sin embargo, podemos intentar algunas aproximaciones a manera de propuestas en este apartado.

El término de “organización no gubernamental” tiene su origen en la etapa de la posguerra, cuando en la Organización de las Naciones Unidas se utilizó ese concepto para denominar a aquellos grupos de participantes que no tenían representación oficial de sus países, pero que actuaban en algún organismo de ese espacio de concertación internacional. En esa denominación cabían todos los que no fueran representantes gubernamentales, por lo que facilitaban la ubicación de un amplio espectro de participantes.

A partir de ahí, el concepto fue sufriendo variaciones en cuanto a su contenido, y se hizo insuficiente para dar cuenta de las organizaciones civiles existentes, por eso, algunos autores prefirieron utilizar otras denominaciones como las siguientes: Organizaciones no gubernamentales para el desarrollo (ONGD)

Bajo esta denominación, y tratando de diferenciar a las ONG’s asistencialistas de las alternativas,  algunos autores engloban al conjunto de organizaciones orientadas a promover el desarrollo que no dependen del financiamiento estatal y mantienen una independencia marcada del gobierno.

Según esta visión, las organizaciones surgen de iniciativas ligadas a la iglesia católica y trabajan de forma sistemática con los sectores populares, sus actividades no son sólo asistenciales sino que van más allá, buscan la participación activa de las personas para que ellas resuelvan sus propios problemas mediante el discernimiento de su problemática.

Son cuestionadoras del orden existente y se presentan con proyectos alternativos, innovadores, que permitan ir desarrollando una sociedad más justa. Por lo regular, incorporan a voluntarios profesionales que aportan sus conocimientos o bien contratan los servicios de especialistas en educación y comunicación para desarrollar sus objetivos.

La mayor parte de estos organismos obtienen sus recursos del extranjero, principalmente de fundaciones católicas de países europeos, preocupadas por el desarrollo de América Latina.

Casi todas tienen como común denominador la opción preferencial por los pobres, por los sectores más desfavorecidos de la sociedad. “Los valores esenciales que orientan su accionar, se refieren al desarrollo pleno de las potencialidades del ser humano y de todos los seres humanos y al logro de la justicia social, que es condición para permitir ese desarrollo” (Smelkes 1990).

Organizaciones autónomas de promoción social y desarrollo

Otros autores consideran que el término ONG es muy reducido y hasta negativo, y proponen otra denominación: Organizaciones de Promoción Social y Desarrollo (OPSDs) (Lopezllera 1988) las cuales estarían conformadas por aquellas organizaciones que originalmente no responden explicítamente a objetivos de desarrollo socioeconómico, pero que integradas a procesos amplios pueden llegar a cumplir una función esencial y promotora. Aquí, encajarían los centros de apoyo popular, asociaciones civiles, centrales de servicio, etc.

La motivación principal de estos grupos es lograr un servicio social que pueda trascender el sentido meramente religioso y filantrópico, hasta llegar a tener cambios inmediatos que influyan  en procesos más amplios y que impliquen rupturas con el sistema vigente.

Organismos no gubernamentales, organismos civiles y el llamado tercer sector

Para complicar más la discusión, algunas corrientes de las propias ONG’s diferencian entre los Organismos Civiles y las ONG’s. A los primeros les adjudican objetivos asistenciales, mientras que las segundas, tienen como propósitos el perfeccionamiento del tipo de sociedad, la implementación de modelos de desarrollo que satisfagan las necesidades de la mayoría, la reforma del estado, la democratización de la vida social y la demanda de un “desarrollo social con rostro humano” (Concha 1995, 18).

Obviamente, en esta denominación encajan los organismos de ciudadanos que luchan por la democracia desde la sociedad civil, los grupos que se constituyen como observadores electorales, los críticos del sistema, organizados en grupos ciudadanos, las redes de ciudadanos que están en contra del concepto de desarrollo económico, marginador y antidemocrático, etc.

En ese mismo tenor, se encuentra la visión que propone utilizar el concepto de Tercer Sector, para referirse al gran movimiento mundial de hombres y mujeres, grupos y personas que se unen para hacer cosas por su cuenta con el fin de modificar las sociedades donde viven (Fernandez 1994, 565-612). Estas también son iniciativas ciudadanas no lucrativas, alejadas del dominio gubernamental.

¿Una definición de ONG’s?

Tratar de establecer una definición de las organizaciones no gubernamentales, como ya lo hemos estado observando, resulta algo bastante complicado, sobre todo si observamos su gran heterogeniedad.2 Ni las propias ONG’s, en ocasiones, se asumen como tales. Sin embargo, sí podemos identificar elementos afines en los agrupamientos no gubernamentales de América Latina que nos permiten caracterizarlas de forma general en la denominación de ONG’s.

Consideramos que las ONG’s son grupos de la sociedad civil:

  • que tienen por objetivo combatir la pobreza, en sus múltiples formas, en los países en desarrollo;
  • también, contribuir en la educación de los grupos marginados;
  • sensibilizar a la opinión pública sobre problemas lacerantes de la sociedad;
  • ejercer presión sobre las instancias de decisión política;
  • impulsar la necesidad del respeto a los derechos humanos en sentido amplio;
  • proteger todo vestigio de vida y el medio ambiente;
  • dar apoyo moral y en especie a grupos que presentan situaciones especiales, como migrantes, niños de la calle, etc.

Las ONG’s han resultado de la iniciativa de los ciudadanos, así como de la acción de fuerzas religiosas progresistas, políticas y sociales que están en contra de la impunidad estatal: “Son producto de reacciones sociales frente a mecanismos tradicionales (Armendares 1994).

La mayoría de las ONG’s no actuán con fines de lucro, ni estan ligadas a instancias estatales ni a partidos políticos. Entre otras características, tienen una tendencia hacia estructuras de decisión horizontales, la acción colectiva, la relación estrecha con las bases, la flexibilidad y la voluntad política de promover cambios sociales. Se distinguen por recoger las demandas, intereses y opiniones de la población que atienden. Reiteran la imperante necesidad de la participación ciudadana en la formulación e instrumentación de políticas que den solución a problemáticas sociales. Alientan al ciudadano a que sea partícipe en la solución de sus propios problemas y los  de la comunidad en general.

Su financiamiento lo obtienen de múltiples formas, algunas ONG’s reciben donaciones de fundaciones religiosas, ciudadanos pudientes o instituciones internacionales, sin que esto implique necesariamente una supeditación; otras se autofinancian partiendo de la venta del trabajo que realizan y consultorías a instituciones gubernamentales; mientras que un porcentaje muy pequeño subsiste con la aportación de sus miembros.

Su trabajo está basado fundamentalmente en ciudadanos voluntarios, quienes en ocasiones, reciben pequeños apoyos económicos. La clave de su éxito radica precisamente en el tiempo y la entrega de sus miembros a causas que antes sólo asumían los militantes de partidos políticos.

A pesar de que las ONG’S tienen muchos elementos en común, no todas comparten una misma metodología para realizar su trabajo.

Algunas plantean la necesidad de implantar un estado de derecho, sobre la base de la acción combinada entre el Estado y la sociedad; otras abordan el problema desde una perspectiva ética, destacando la importancia de la justicia social; un gran número dedica su accionar hacia actividades meramente asistencialistas; las menos, tienen objetivos muy precisos que aparentan contribuir con el desarrollo social, sin embargo terminan por imponer criterios ajenos a las comunidades que atienden.

Varias organizaciones se han propuesto constituirse en sujetos impulsores de proyectos alternativos, a partir del desarrollo de la organización social. De ahí que a éstas se las conozcan como “ONG’s alternativas”.3  Existe el convencimiento entre la mayoría de las ONG’s de que sólo alentando el proceso democrático se podrá avanzar en la solución de los grandes problemas implicados en la concentración, la desigualdad y la inequidad. Por eso, sus estrategias actuales comienzan a perfilarse precisamente hacia ese objetivo.

Las ONG’s: Un nuevo interlocutor en la política nacional

Los antecedentes

En México las ONG’s no son un fenómeno social nuevo, éstas ya tienen bastantes años realizando actividades, aunque no se les reconociera como tales, lo novedoso es el crecimiento vertiginoso que presentan en los últimos años y su descatada participación en ámbitos que tienen que ver con la política social.

Su participación en la vida pública tiene antecedentes que datan de la década de los cincuenta y sesenta; en el primer caso, podemos ubicar los programas de desarrollo de la comunidad, que centraron sus estrategias de promoción y desarrollo orientadas a la conservación del orden social establecido y cuyas prácticas de trabajo fueron correspondientes a los postulados del extensionismo (ejemplo de ello lo tenemos con los apoyos de la “revolución verde”), también con las políticas de asistencialismo y altruismo de algunas organizaciones filantrópicas. La capacitación de los sectores a los que iban dirigidos los programas, se desarrollaba en una forma vertical. Diferentes agentes “del cambio” introducían conocimientos y prácticas en formas de recetario evadiendo la reflexión y discusión de los problemas de la comunidad.

En el segundo caso, cuando se presentaron los fracasos de los proyectos populistas y reformistas de los gobiernos latinoamericanos, florecieron las dictaduras militares. En este período, un actor social importante que contrarrestó al clima represivo y antidemocrático fue sin duda la Iglesia, según las acciones de ciertos obispos, sacerdotes, y religiosos. Al mismo tiempo surgen ONG’s en el sector rural que impulsan la defensa de los derechos humanos, creación de cooperativas y proyectos de comercialización. En el sector urbano marginado, se impulsan las organizaciones de colonos para luchar por suelo, vivienda y servicios; aunado a esto surgen proyectos de educación no formal para adultos y programas de salud comunitaria.

Durante los setentas y principios de los ochentas, las ONG’s en México no tuvieron un papel protagónico, puesto que existían otras formas de vinculación con los sectores populares, como el trabajo de extensión de diversas universidades populares (Sinaloa, Puebla, Guerrero, Zacatecas, etc.) y la coordinación de organizaciones sociales sectoriales como la Coordinadora Nacional del Movimiento Urbano Popular (CONAMUP), la Coordinadora Nacional Sindical (COSINA) la Coordinadora Nacional Plan de Ayala (CNPA). Además, la tradicional corporativización y la enorme presencia del Estado Mexicano en la determinación de políticas asistenciales inhibía el desarrollo de las organizaciones independientes (Armendares 1994, 2).

Las organizaciones de ese tiempo, llevaban a cabo actividades que tenían que ver con el desarrollo social y la organización de base, acompañando los procesos o como instrumentos de los movimientos populares. Sus orientaciones estaban dirigidas hacia el cambio global de la sociedad. Los pobres eran involucrados a través de actividades orientadas a la concientización, movilización y organización popular.

La educación popular como punta de lanza de las ONG’s

Aspecto especial lo constituye la metodología que empleaban la mayoría de estos grupos: La Educación Popular. Bajo esta denominación que implicaba una nueva concepción de aprendizaje, un apropiación del saber y una educación como dimensión de la práctica social y política, se construyeron proyectos organizativos de tipo horizontal.

Con la influencia teórica del pedagogo brasileño Paulo Freire, se ensayaron diversos esquemas educativos en las comunidades rurales y urbanas marginadas de México, sobre todo a partir de 1968.

Algunas organizaciones desarrollaron sus actividades hacia la capacitación comunitaria, conformando pequeños proyectos productivos y cooperativas, que si bien es cierto retomaron la idea de una educación problematizadora, su compromiso iba más hacia adentro de la propia comunidad que a la sociedad en su conjunto. Esta visión consideraba a los problemas sociales en forma aislada, descontextualizados de las causas estructurales. Los objetivos apuntaban hacia la resolución de los problemas de los sectores pobres desde una perspectiva más paternalista y asistencialista.

Otra vertiente de las que se desarrollaron durante ese tiempo, que pudieramos ubicar como dogmática, asumía que sin praxis política la educación popular perdía su valor.

Realizaba una crítica fuerte a las que para ellos eran desviaciones de la educación popular como la concepción “pedagogista”, que se dedicaba más a aplicar rígidamente los esquemas pedagógicos y metodológicos preestablecidos, encerrándose en la búsqueda de la “concientización” a partir del trabajo en el aula, descuidando lo referente a la acción política, como salida lógica del proceso educativo. Esta desviación era practicada por quienes no tenían una verdadera convicción por la liberación de los explotados y por ende no asumían las implicaciones teóricas y prácticas que la educación popular conlleva.

Para la corriente dogmática, resultaba imprescindible buscar la “concientización” de los sectores más desfavorecidos para que cristalizaran en acciones políticas concretas, obviamente que llevaran a cuestionar el sistema imperante. Los militantes de esta línea educativa rechazaban la reflexión y la formación académica, escudándose en los supuestos riesgos que se corrían de caer en el reformismo.

La resultante de esa acción “concientizadora” devenía en la militancia de alguna organización política, por lo que algunas organizaciones no gubernamentales cumplían un papel de “formadoras” de cuadros.

Por el carácter ideologizante de esta concepción, llevaban a los militantes de las organizaciones populares rápidamente al sectarismo y a los enfrentamientos estériles con el estado.

Otra de las tantas vertientes existente, trató de compaginar el “teoricismo en el aula” con una práctica de acercamiento a los sectores populares sin llegar al compromiso de la militancia política, pero con la clara convicción de que la organización serviría a los pobres para hacer valer sus derechos y dignidad. Precisamente los sectores progresistas de la iglesia retoman esa corriente.  En suma, la mayoría de quienes impulsaron la educación popular estaban convencidos de que ésta resultaba un arma ideológica muy eficiente de los sectores oprimidos para desarrollar su liberación. Por ello era necesario dedicarle atención a la capacitación y formación de educadores, capaces de adquirir una visión global de la acción transformadora así como los instrumentos operativos para su práctica cotidiana; crear formas, contenidos, propuestas y procesos de formación y capacitación que permitan una vinculación estricta con los procesos organizativos sociales y políticos; ejercitar sistemáticamente la capacidad de teorizar, investigar e implementar propuestas (Nuñez 1992, 116).

La capacitación entendida así, no sólo implica desarrollar conocimientos, habilidades y destrezas, sino que ella posibilita a los grupos populares la apropiación de su propia realidad de manera crítica y da los elementos para modificar esa realidad.

Junto con la educación popular surgieron nuevas metodologías para “rescatar la realidad”, como la investigación participativa y la investigación-acción, en donde el educador popular propicia que la comunidad se involucre en la investigación de su propia realidad, confrontando de manera conjunta y en forma permanente el modelo teórico y metodológico con la práctica, a fin de ajustarlos a la realidad que se pretende transformar. En estas modalidades se presenta también el autodiagnóstico de la realidad.

Los educadores populares consideraron que para desarrollar un proceso educativo hacia los sectores pobres era prioritario partir de una investigación que permitiera evaluar y sistematizar la situación de los sectores sociales y las demandas de capacitación adecuadas para impulsar las acciones concretas.

La sistematización de experiencias, reivindicaciones y conquistas de las comunidades, el funcionamiento interno y las relaciones con otros grupos, instituciones y con el estado es un factor esencial para la formación y organización de procesos populares, pero ésta debe hacerse de una forma colectiva de tal forma que permita la creación de conocimientos teórico-prácticos para la acción transformadora de manera participativa.

La evaluación en la concepción de la educación popular, no se circunscribe a la mera descripción o constatación de los aspectos positivos o negativos, ni a una simple medida de los avances y dificultades de lo planeado; sino que su papel va más allá, debe ayudar a la superación de la acción espontánea, debe permitir juicios valorativos sobre la consistencia, congruencia y viabilidad promocional e instrumentación de acciones. También deberá estimar grados de avance y de ejecución de las metas; caracterizar los impactos, identificar los resultados; incrementar el conocimiento de los procesos de la realidad, su articulación y dinámica; detectar obstáculos; porporcionar las bases para una toma de decisiones adecuadas; aumentar la apropiación del quehacer de los educadores, organizaciones y comunidades, etc. (Nuñez 1992, 102).

Nuevas tendencias de las ONG’s

No es sino hasta la segunda mitad de la década de los ochenta, cuando las ONG’s adquirieron  relevancia y representaron tendencias nuevas en nuestro país. Su rápida capacidad de respuesta y movilización ante catástrofes, problemas políticos y económicos que implican una amplia innovación y flexibilidad en la ejecución de sus proyectos, les dio gran prestigio en la sociedad civil. Además, las fue convirtiendo en posibles alternativas de mediación ante el debilitamiento de las opciones partidistas, órganos y espacios intermedios de la sociedad.

Sus métodos se fueron modificando, y la educación popular, pilar de la estrategia antigubernamental de otras décadas, entró en crisis. El discurso contestatario se fue moderando. Los objetivos sufrieron un replanteamiento, ahora la necesidad primordial es fundar un orden basado en la articulación de la democracia política con la participación social. A la vertiente dirigida a los pobres, se agrega otra enfocada a la sociedad civil en general, y al gobierno y sus instituciones.

No es fortuita su emergencia en el escenario nacional en este tiempo. La crisis económica, social y política que viven los paises de América Latina, los procesos de globalización y apertura comercial, los reacomodos económicos y geopolíticos ocurridos en el mundo, la adopción de un modelo económico neoliberal en México con el consecuente “adelgazamiento” de las instituciones del estado; el paulatino desmantelamiento de las organizaciones sectoriales intermedias que representaban a los campesinos, obreros, estudiantes y sectores populares en general; la crisis de crediblidad en las instituciones políticas (partidos y organizaciones políticas, grupos de presión, cúpulas empresariales, etc) y el estado; la impunidad y el solapamiento de las autoridades para quienes violan sistemáticamente los derechos humanos, etc., elementos que de alguna forma han venido impactando y se han traducido en un mayor deterioro ambiental, crecimiento de la pobreza y rezago en la justicia social.

Ante todo esto, han surgido respuestas innovadoras por parte de la sociedad civil: incipientes formas de representación y mediación urbana y rural que han venido emergiendo como un nuevo actor social. Estos movimientos sociales exigen frente al estado y los partidos políticos una mayor autonomía que es definida como una condición para la democracia.

Algunas ONG’s empiezan a desempeñar un papel de interlocutoras de la sociedad civil y los organismos estatales e incluso internacionales, en una perspectiva que tiende a diluir, parcialmente, el monopolio de los partidos como representantes de los diversos sectores sociales.

Su participación en contra de la contaminación ambiental, la deforestación, el auxilio durante el terremoto de 1985, las frecuentes denuncias de la violación sistemática de los derechos humanos y recientemente el proceso de observación electoral de agosto de 1994, les ha dado un espacio importante en la vida política y social del país.

También, innumerables organizaciones políticas y religiosas han encontrado en las ONG’s, espacios de mayor credibilidad y capacidad de alianza que sus viejos aparatos burocráticos, los cuales ya no responden a las situaciones actuales.

En la sociedad civil se viene impulsando un discurso político renovador, que apunta hacia la construcción de una nueva ciudadanía, que expresa la necesidad de generar un proceso democratizador del estado y de la sociedad, a través de la lucha por una participación real en los procesos de toma de decisiones que tienen que ver con sus vidas y con las condiciones de la existencia personal y social (Nuñez 1992, 119). En ese contexto las ONG’s vienen transformando sus metodologías tradicionales en propuestas de largo alcance, en donde las estrategias implican la vinculación de los niveles micro y macro de la acción transformadora, sin renunciar a la “educación popular”, pero sí eliminando del discurso las alusiones al carácter clasista que deben tener las acciones.

La existencia de redes de ONG’s

El fortalecimiento de gran cantidad de ONG’s, sobre todo las que tienen como base a sectores pobres y la toma de conciencia de sus militantes sobre las posibilidades de movilización, han permitido una mayor organización y crecimiento cuantitativo, lo cual ha sido complementado por una tendencia hacia el establecimiento de sistemas de vínculos, primero entre ONG’s de similares objetivos, y luego entre ONG’s de diversos objetivos. Actualmente, ya existen en México amplias redes de organismos no gubernamentales con  disímbolos objetivos pero que podrían enmarcarse en cuatro ejes básicos, como lo sugiere Luis Hernández (1993): la cuestión ciudadana y la democracia, el comercio en el marco del Tratado de Libre Comercio (TLC), el medio ambiente y los derechos humanos, a las que le agregaríamos la cuestión de género y la salud que vienen adquiriendo gran importancia. Es frecuente que varias ONG’s participen indistintamente en diferentes redes a la vez.

Ejemplos de estas redes nacionales las tenemos en la Convergencia de Organismos Civiles por la Democracia que agrupa a más de 200 ONG’s. La red de Derechos Humanos “Todos los derechos para todos”; Alianza Cívica de Observación Electoral, Espacio para la Paz, Movimiento Ciudadano por la Democracia, Red Mexicana Frente al Tratado de Libre Comercio (TLC), Frente por el Derecho a la Alimentación, El Foro Mexicano de la Sociedad Civil para Río 92, etc. En fin, una gama de organizaciones enlazadas, que van tejiendo una red social más amplia, donde el ciudadano común va formando parte de un espacio de decisión.

Tal vez, lo más relevante al respecto sean los acercamientos entre algunas ONG’s mexicanas con otras de países del primer mundo. El ejemplo más cercano se dió en las discusiones del TLC, en donde las ONG’s nacionales lograron internacionalizar sus acciones al vincularse con sus contrapartes estadounidense Fair Trade Campaign y la organización canadiense Action Canada Network, que compartían similares preocupaciones. Esto representa parte de las nuevas tendencias que muestran las ONG’s.

A pesar del avance de las ONG’s en la vida política nacional, las relaciones con el gobierno han carecido de transparencia. La falta de definición y lugar en el estado de derecho, la asignación de recursos con fines clientelares o corporativos por parte del gobierno, ha llevado a buena parte de las ONG’s a desconfiar de las iniciativas que se hacen para que los organismos civiles participen en algunos niveles de toma de decisiones.

Se han presentando algunos intentos de acercamiento entre el gobierno y las ONG’s a nivel nacional, incluso, próximo a las conferencias de Río y de Desarrollo de la ONU, la delegación gubernamental mexicana invitó a las ONG’s a dar sus puntos de vista y a llegar a algunos acuerdos. La Secretaría de Desarrollo Social también ha buscado el contacto con estos grupos, pero desafortunadamente desde una posición verticalista.

Actualmente, las ONG’s están proponiendo un proyecto de “Ley de fomento a las Organizaciones Civiles” que de alguna forma vendrá a regular las relaciones entre la sociedad civil y el gobierno.4

Algunas experiencias recientes de articulación de las ONG’s

Las elecciones de 1994 y la observación electoral

Entre las acciones que han venido concretizando las ONG’s mexicanas y donde se ha observado un nivel importante de articulación, se encuentra el proceso electoral de agosto de 1994 cuando se conformó La Alianza Cívica-Observación 94 (AC). Un buen número de agrupaciones de la sociedad civil local se unieron para observar las elecciones y ahuyentar la sombra del fraude.

Durante varios meses, los organismos civiles trabajaron juntos hacia un objetivo común: observar que el proceso electoral, que definiría quien ocuparía la presidencia de la república y el Congreso de la Unión, fuera objetivo, equitativo y transparente en aras de construir la democracia. Ciudadanos comunes encontraron en la observación electoral una forma de participación no partidaria que les permitio dar un pequeño pero muy significativo aporte al proceso de democratización que viene impulsando la sociedad civil en todo el país.

El máximo logro de AC fue el haber aglutinado a un gran número de personas con objetivos disímbolos. La experiencia fue a nivel nacional con una coordinación que representó más de 400 organizaciones en todo el territorio mexicano.

Cabe señalar que durante las discusiones sobre los cambios a las leyes electorales federales para llegar al proceso electoral de 1994, la presión que ejercieron las ONG’s permitió que se incluyeran las figuras del consejero ciudadano y el observador electoral, que no existían en esas leyes; asimismo, se iniciaron los mecanismos para integrar a los funcionarios de casilla de una forma más transparente; todo eso como derivación del fuerte cuestionamiento nacional, por parte de diversos sectores de la sociedad, en torno al control de las elecciones en manos del gobierno.  El aporte para dar un punto de vista desde la ciudadanía fue importante porque se contribuyó a erradicar las prácticas fraudulentas tradicionales en los procesos electorales y al mismo tiempo se dio un impulso a la educación ciudadana pero con mayor cobertura.

El encuentro nacional de ONG’s

En el camino por convertirse en organizaciones propositivas en el tránsito pacífico a la democracia y en la reforma del estado, y sobre todo por la experiencia de la observación electoral de 1994, más de 600 organizaciones ciudadanas de todo tipo se reunieron en la segunda mitad de 1995, en la capital de México, en el “Encuentro nacional de organizaciones ciudadanas” con el objetivo de discutir y reflexionar propuestas que contribuyeran a lo que los organizadores llamaron “la reconstrucción del país a través de un nuevo pacto social incluyente que garantice la democracia, justicia y libertad”.

Como resultado del evento surgió un documento titulado Carta de los derechos ciudadanos, que sintetiza los anhelos de la mayoría de los sectores marginados del país.

El Encuentro resultó un hecho inédito en México y al mismo tiempo permitió a las organizaciones participantes dimensionar su potencial como sujetos sociales, romper con el localismo en el cual muchas se encontraban inmersas y finalmente, discutir sobre su propia identidad.

La consulta nacional por la paz

Nuevamente las ONG’s que trabajan por la educación ciudadana dan la sorpresa en agosto de 1995 al realizar una consulta nacional que permitiera conocer la opinión de la población mexicana en torno a la posibilidad de que el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) se constituya en una organización política.

A petición del propio grupo guerrillero que se levantó en armas el 1ro. de enero de 1994 en el estado de Chiapas, la organización nacional Alianza Cívica coordinó en toda la república mexicana un ensayo de plebiscito que denominó “Consulta nacional por la paz y la democracia”. En un día se instalaron simultáneamente más de diez mil mesas en todo el país, permitiendo recabar los votos de más de un millón de personas. A pesar de las condiciones adversas que se presentaron, como el “boicot” de los medios de comunicación nacionales y la falta de recursos económicos, la consulta resultó un éxito.

Esto permitió destrabar el proceso de negociación que se lleva entre el EZLN y los representantes gubernamentales. A partir del conocimiento de los resultados, las partes beligerantes cambiaron de actitud y especialmente la comisión del gobierno cedió en algunas peticiones de la guerilla.

El proceso educativo que trajo, a nivel macro, la consulta, resultó importante para el avance de las organizaciones no gubernamentales, por primera vez la población participa y da su opinión en torno a un problema que involucra el futuro del país.

Consideraciones finales

Si bien es cierto que en el plano de las relaciones políticas nos encontramos con una crisis de representación social, producto de la desintegración de las identidades intermedias tradicionales de la sociedad frente al estado, también lo es, que poco a poco nuevos actores sociales comienzan a emerger e intentan retomar esos espacios. En las áreas donde la intervención del estado es débil o presta poca atención —incluso en el aspecto de la democratización— las ONG’s aparecen como posibles alternativas.

Esta forma de organización ciudadana ha traído cambios vertiginosos en la vida pública nacional. En las últimos elecciones federales, por ejemplo, las ONG’s demostraron que sí es posible la pluralidad cuando se tiene la capacidad para aglutinar a sectores con disímbolos intereses.  También se puede sostener que la presión civil y la participación de las ONG’s, han detenido, en algunos momentos, la aplicación de medidas militares como respuesta a la insurgencia armada en Chiapas.

Las ONG’s no pretenden constituírse como los únicos actores o sujetos fundamentales que expresen consensos mucho más amplios que escapan a los de la propia organización, pero demandan del gobierno una nueva relación que les permita la participación en todo el espectro de las políticas públicas. Asimismo, reconocen la necesidad de establecer vínculos concretos con diversos agentes sociales y políticos a fin de que se generen los consensos en torno de propuestas que tiendan hacia la democratización del país.

Las ONG’s han venido evolucionando en sus metodologías de trabajo, en un principio la educación popular sirvió como herramienta para buscar la concientización de los sectores más pobres pero su discurso contestatario se fue transformando, adaptándose a las nuevas circunstancias que le impusó la realidad. Esto permitió un mayor acercamiento a otros sectores con los cuales no se imaginaron trabajar.

Actualmente las ONG’s vienen ensayando otras formas de educación con mayor cobertura como es, la experiencia de la Consulta Nacional por la Paz. Los procesos de articulación que se vienen presentando en buena parte de la república mexicana y las experiencias surgidas durante los últimos años, permiten prever que en corto tiempo los organismos civiles asumirán un papel muy importante en el proceso de transición democrática del país. De esto, ya vienen percatándose las autoridades gubernamentales, por lo que buscan tener acercamientos con ellas.

En este contexto, uno de los riesgos mayores de las ONG’s es la posibilidad de ser corporativizadas o controladas en su accionar cotidiano lo que las llevaría a perder su independencia e identidad. Es por eso que uno de los grandes retos que tienen las ONGs es el de buscar nuevas relaciones con otros tipos de actores y sectores sociales de otras características institucionales, a fin de ampliar su cobertura y protegerse de los intentos de cooptación.


* El Profesor José Ascención Moreno Mena es un investigador en el Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad Autónoma de Baja California, Mexicali, Baja California. Es Licenciado en sociología de la Universidad Autónoma de Baja California, y tiene una Maestría en Desarrollo Rural de la Universidad Autónoma Metropolitana de Xochimilco. Su más reciente publicacion es “La conformación histórica del mercado de trabajo agrícola en el Valle de Mexicali”, Revista estudios fronterizos 30 (1994).

** Asistente de investigación del Colegio de la Frontera Norte.


 

NOTAS

1. Convergencia de Organismos Civiles Por la Democracia A.C. y Foro de apoyo mutuo. “Ley de fomento a las Organizaciones Civiles”. Proyecto México. Mimeo 1995.

2. Dentro de la gama de definiciones sobre las ONG’s, Michel M. Cernea considera que se pueden distinguir entre ONG’s internacionales, nacionales y locales, las primeras representan una federación de organizaciones nacionales; las segundas representan un nivel intermedio con una cobertura bastante importante en las ciudades de un país; mientras que las terceras en su mayoría son organizaciones de base, que surgen de comunidades locales y están dedicadas a alcanzar un impacto en la vida de sus integrantes, véase Cernea M. Michel 1988.

3. Una definición que nos parece muy general pero que tiene relación con lo que se viene comentando pudiera ser la siguiente: “El concepto de Organización No Gubernamental, se refiere a entidades independientes, promovidas por técnicos y profesionales comprometidos con un asunto social que los vincula a los sectores populares, y en torno al cual se definen programas y líneas de acción” (Armendares 1994).

4. Convergencia de organismos civiles por la democracia y foro de apoyo mutuo. “Ley de fomento a las organizaciones civiles”. Proyecto México. Mimeo 1995.

 

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