MATERIALES DE LECTURA

 

LOS LIBROS PREDECIBLES: CARACTERÍSTICAS Y APLICACIÓN

Mabel Condemarín*

La utilización de los libros predecibles apoya el valor del uso de la literatura en el aprendizaje de la lectura y de las otras artes del lenguaje. Se denominan así porque los alumnos rápidamente comienzan a anticipar lo que el autor va a decir y la manera como lo va a decir. Apenas el maestro lee unas pocas páginas o incluso unas líneas, los niños dicen en voz alta, recitan o cantan el contenido, gracias al empleo de patrones repetitivos del lenguaje o a la presentación de hechos sucesivos o acumulativos.

Los libros predecibles son especialmente efectivos en la etapa de prelectura y en la lectura inicial. También pueden ser utilizados con éxito por los alumnos con dificultades en lectura y por los adolescentes.

En el nivel preescolar, la investigación apoya la creencia de que un porcentaje estimable de niños puede leer naturalmente y sin instrucción formal a través de un programa de artes del lenguaje basado en la literatura (Durkin 1966).

Cuando los padres u otros familiares leen en voz alta a los niños, éstos van siguiendo visualmente las líneas, aparean las palabras habladas con las palabras escritas, ayudan a dar vuelta a las páginas, leen en voz alta los patrones de lenguaje familiares y piden que se les lean, una y otra vez, sus selecciones favoritas. Después, los niños recuerdan exactamente lo que dicen las líneas y “juegan a leer” en voz alta ante sus padres o sus amigos.

Esta inmersión “holística” en la lectura va imprimiendo en la memoria de largo término de los niños un vocabulario de lectura, estructuras sintácticas y macroestructuras narrativas (Mandler y Johnson 1977).

El poder de la predictibilidad también es aplicable a los alumnos con dificultades en lectura y a los adolescentes (12 a 15 años). La predictibilidad aplicada a los adolescentes refleja sus intereses y sus niveles de lenguaje más avanzados y les proporciona una fuente progresiva de buenos contenidos de lectura. Los jóvenes lectores, en la medida en que han acumulado experiencias, desean leer libros que reflejen su desarrollo y consideran innecesario el apoyo de historias con patrones repetitivos o acumulativos porque estiman que esos materiales son “infantiles”.

Los libros predecibles, al igual que los libros “parlantes” (acompañados de una casete) o los registros de experiencias, constituyen un material complementario para el aprendizaje de la lectura desde la educación preescolar hasta la enseñanza secundaria. La importancia de este tipo de materiales queda en evidencia a la luz del modelo psicolingüístico que sugiere que los niños aprenden a leer el lenguaje escrito cuando descubren su funcionalidad y significado (Goodman 1976; Smith 1971 y 1979).

La observación directa de la enseñanza, tanto de la lectura inicial como de la lectura correctiva y remedial, en nuestra realidad latinoamericana, pone en evidencia que la enseñanza de destrezas aisladas constituye el modelo más utilizado. Esto se traduce en enseñar el alfabeto, vocabulario visual y fónico, sílabas, desinencias verbales y oraciones, con el apoyo generalmente de un solo libro, a veces denominado “silabario”.

Sin duda alguna, esta práctica tiene el valor de desarrollar la conciencia metalingüística del niño frente a los elementos constitutivos del lenguaje escrito, y de destacar la eficiencia del maestro para enseñar a decodificar; pero, si estas destrezas se desenvuelven en forma aislada y sin la necesaria práctica, pasan a constituir para el niño una rutina carente de significado y funcionalidad que retarda el momento mágico de leer en forma independiente. Por el contrario, el acceso del niño a lecturas predecibles desde sus primeros pasos en el aprendizaje de la lectura, le proporciona una inmersión en textos significativos que le permiten practicar lúdicamente la lectura. En esta forma se concreta la recomendación de Smith (1974) en cuanto a “aprender a leer leyendo”.

La predicción desempeña un papel vital en la comprensión de la lectura. Smith (1979, 85) la describe en términos de “tener la oportunidad de apostar a favor de la alternativa más probable”. La predicción aparece incluida dentro de un círculo constituido por tres pasos: muestreo (“sampling”), predicción y confirmación (Goodman 1976). En el primer paso —muestreo— los niños seleccionan la información sintáctica, semántica y grafofónica más útil para realizar una predicción, excluyendo las otras alternativas. En el segundo paso —predicción— hipotetizan el significado más probable sobre la base de la información seleccionada durante el muestreo. Durante el tercer paso —confirmación— se preguntan si sus hipótesis tienen sentido con la retroalimentación recibida a partir del texto, lo que les permite aceptar o rechazar sus hipótesis iniciales. Este círculo de tres pasos se repite a medida que los niños leen, dando como resultado la comprensión lectora.

Características de los libros predecibles

1. Para lectura inicial y niños con dificultades en lectura

Los libros predecibles, para ser usados en la iniciación de la lectura o con los niños disléxicos, pueden poseer una o más de las siguientes características (Cf. Rhodes 1981 y Condemarín 1990):

  • Utilizan textos con un patrón repetitivo que es rápidamente captado por los alumnos. “El burro enfermo” constituye un ejemplo de esta característica.

A mi burro, a mi burro
le duele la cabeza.
El médico le ha dado
jarabe de frambuesas
y gotas de limón.
A mi burro, a mi burro
le duele la garganta.
El médico le ha puesto
una corbata blanca
y gotas de limón.

  • Se basan en la “cultura oral” que posee el niño y que se traduce en poemas, rimas, juegos lingüísticos, adivinanzas, rondas y cantos que él emplea naturalmente en sus variadas interacciones comunicativas.

  • Utilizan textos con patrones repetitivos acumulativos. El cuento de la “La Tenquita” constituye un ejemplo de ambas características. La “tenquita” es un pájaro chileno; pero cuando esta narración tradicional es contada en otras culturas, generalmente adopta el nombre de un pajarillo conocido en ellas.

“Para saber y contar y contar para aprender.

Esta era una Tenquita que tenía unos tenquitos muy lindos, que acababan de salir del huevo.

Una mañanita salió a buscarles qué comer, y como era invierno y había caído mucha nieve, a la Tenquita se le heló una patita.

Al verse coja, la avecita se afligió mucho y, llorando, le dijo a la Nieve:

— Nieve, ¿por qué eres tan mala que me quemaste la patita a mí?

Y la Nieve le contestó:

— Más malo es el Sol, que me derrite a mí.

Entonces la Tenquita se fue donde el Sol, y le dijo:

— Sol, ¿por qué eres tan malo que derrites a la Nieve y la Nieve me quema la patita a mí?

Y el sol le respondió:

— Más malo es el Nublado que me tapa a mí.

Se fue la Tenquita a ver al Nublado, y le dijo:

— Nublado, ¿por qué eres tan malo que tapas el Sol, el sol derrite a la Nieve y la Nieve me quema la patita a mí?"

“La gallinita roja y el grano de trigo” y “El enorme nabo”, de Tolstoy, también constituyen buenos ejemplos de empleo de patrones reiterativos.

“Un día, la gallinita roja
encontró unos granos de trigo.
— ¿Quién plantará el trigo?, preguntó.
— Yo, no  —dijo el pato.
— Yo, nunca —dijo el gato.
— Yo, jamás —dijo el perro.
— Muy bien —dijo la gallinita roja—.

Entonces, yo lo haré.
Y plantó sus granos de trigo.

Al cabo de cierto tiempo
los granos crecieron y maduraron.
—¿Quién cortará el trigo?
—preguntó la gallinita roja.
—Yo, no —dijo el pato.
—Yo, nunca —dijo el gato.
—Yo jamás —dijo el perro.
-Muy bien —dijo la gallinita roja—.
Entonces, yo lo haré.
Y cortó el trigo...”

  • Se apoyan en la correspondencia entre las ilustraciones y el contenido. En el ejemplo:

A la una mi fortuna.
A las dos mi reloj.
A las tres voy en tren.
A las cuatro, me retrato.

Se ilustra cada denominación como “reloj”, “tren” o “retrato” para facilitar la lectura fluida del verso. En este mismo ejemplo, la predicción también se facilita gracias a la existencia de la rima y del ritmo del lenguaje.

  • Usan secuencias de presentación tales como las dadas por el alfabeto, las horas, los días de la semana, los meses del año, las estaciones, los números ordinales y cardinales, etc.

A la una, mi fortuna.
A las dos, mi reloj.
A las tres, voy en tren.
A las cuatro, mi retrato.

.........................

Lunes, martes,
miércoles: tres;
jueves, viernes,
sábado: seis; y domingo: siete.
..........................

  • Se basan en contenidos familiares para el niño. Seguramente, él puede predecir las palabras del lobo en el cuento de Caperucita Roja o la secuencia con que los tres cerditos realizan la construcción de su casita con materiales progresivamente más sólidos, cuando el lobo los amenaza.

A partir de esta característica todo texto narrativo que haya sido leído al niño en forma repetida (Samuels 1979) se transforma en una lectura predecible. Durkin (1966) observó que en los hogares donde se les lee tempranamente a los niños, éstos pasan por una etapa previa a la lectura independiente en la que “juegan” a leer los textos que los padres les han leído repetidamente.

En razón de la familiaridad, los niños también leerán fácilmente rimas, aliteraciones, canciones, poesías y avisos publicitarios conocidos. Es importante destacar que lo familiar y conocido para un lector que se inicia, no debe significar rutina y monotonía; el pequeño lector normalmente tiene humor, fantasía, imaginación, capacidad de juicio, apreciación estética; cualidades todas que deben ser reforzadas a través de la inmersión temprana en la literatura.

Todas estas características hacen que los libros predecibles sean diferentes de los textos típicos de primero y segundo grado. La lectura fluye con naturalidad porque tanto el vocabulario y la sintaxis empleados, como la estructura del contenido conceptual de los libros predecibles reflejan el mundo interno del niño y su lenguaje, y permiten también que los lectores utilicen su conocimiento intuitivo acerca de las estructuras narrativas en el caso de los cuentos tradicionales (Mandler y Johnson, 1977).

2. Para adolescentes

Entre los libros predecibles destinados a estudiantes de doce a quince años (Atwell 1985) están los libros sobre la vida diaria, las historias basadas en el cine, los libros seriados, los libros pertenecientes a un género, los que incorporan al lector, etc.

Libros sobre la vida diaria: Los libros que reflejan las experiencias, las preocupaciones o las decisiones de los adolescentes son altamente predecibles. Incluyen como temas las relaciones con los padres u otros adultos, avenencias o desavenencias con los hermanos, aceptación dentro del grupo de pares o implicancias del crecimiento o desarrollo. El éxito de Ana Frank entre los adolescentes, con su Diario de una vida, se puede explicar por la identificación que experimentan los jóvenes lectores con la evolución de los sentimientos y penurias de la protagonista.

Historias basadas en la TV o en el cine: Los libros basados en temas popularizados a través de la TV o del cine constituyen otro tipo de material predecible. En el pasado los educadores no consideraban conveniente que los estudiantes leyeran este tipo de libros porque pensaban que no podían comprobar que el libro hubiera sido realmente entendido. Bleich (1980) encontró, sin embargo, que los lectores elegían esos libros por su carácter predecible y que su experiencia en el tema constituía una buena motivación para leerlos.

Libros seriados: Muchos lectores juveniles se comprometen en la lectura de series que narran las aventuras de su personaje favorito. En la medida en que el lector se familiariza con un conjunto de personajes, su ambiente, sus vidas y sus problemas, otros libros sobre ellos adquieren el carácter de predecibles.

La lectura de series es tan popular entre los adolescentes que prácticamente caracterizan una etapa del desarrollo de su competencia con el lenguaje escrito. Los buenos lectores adultos generalmente informan acerca de una etapa de inmersión en la lectura y relectura de narraciones sobre su héroe favorito. Ese grato recuerdo explica cómo la fascinación que ejerce, por ejemplo, el Papelucho, de Marcela Paz, pasa de una a otra generación.

Libros pertenecientes a un género: Mientras un estudiante va leyendo, descubre que algunas lecturas pueden agruparse bajo un denominador común. Los lectores que se autoclasifican como aficionados a la ciencia ficción o a las novelas de misterio o a las novelas policiales, han descubierto por sí mismos que esos textos narrativos tienen un patrón común que no sólo le da sentido a la historia mientras ésta es leída, sino que les anticipa el tipo de libro que leerán a continuación. Un joven que ha disfrutado de una novela de misterio tiene muchas probabilidades de disfrutar de otra, a causa de sus elementos estructurales comunes.

Libros que incorporan al lector: Muchos libros juveniles se elaboran sobre la base de formatos que desafían al lector a predecir los sucesos. La popular serie Elija su propia aventura es un ejemplo típico. En ella el lector crea el argumento seleccionando opciones a lo largo del libro en los puntos de decisión. Aunque se advierte al comienzo que el lector no debe releer las alternativas, es difícil para él cumplir la advertencia, y llega a ser un juego de ingenio adivinar la vía que conduce a la victoria. Otro libro popular dentro de este tipo es el de minimisterio (Avallone 1978). Estos libros cuentan con unas breves viñetas de delitos que son solucionados sorpresivamente por un superdetective. Se invita al lector a buscar y juntar las claves para solucionar el misterio de modo tal que se compare su habilidad con la del detective. La solución, dada en una sección separada, sólo puede ser leída cuando el lector ha extraído sus propias conclusiones. Los misterios varían en extensión, desde un minuto de lectura hasta pasajes más largos, y proporcionan una amplia gama de habilidades.

Algunas aplicaciones de los libros predecibles

Los libros predecibles pueden emplearse para la enseñanza del vocabulario visual, como recurso para la escritura, en el uso del círculo predictivo y en las lecturas compartidas.

Enseñanza de vocabulario visual

Bridge y Burton (1982) demostraron la efectividad de enseñar vocabulario visual a los lectores principiantes a través de lecturas predecibles que empleen patrones repetitivos, acumulativos o estructurados de lenguaje. Aunque los pequeños alumnos sólo “juegan a leer”, las repetidas oportunidades de reconocimientos de palabras de alta frecuencia dentro de contextos significativos los ayuda a desarrollar un vocabulario visual que podrá ser prontamente reconocido en otros contextos.

Bridge, Winograd y Haley (1983) para enseñar vocabulario visual a través de las lecturas predecibles proponen una estrategia basada en la siguiente pauta:

1) El educador lee el libro al grupo en voz alta. Luego lo relee e invita a los niños a predecir lo que viene a continuación. Los niños se turnan para leer el libro en coro o en forma individual. Se leen los textos a partir de su escritura en una tarjeta, sin el apoyo de las claves dadas por las ilustraciones.

2) Los niños junto con el educador leen la historia impresa en la tarjeta. Luego el maestro les proporciona tiras con las palabras de cada línea y ellos las colocan donde corresponde. A continuación les da tarjetas con palabras aisladas que deben colocar, secuencialmente, en su lugar correcto.

3) Los alumnos leen en coro la historia completa a partir de la tarjeta. El maestro coloca en la parte de abajo de la tarjeta las palabras en forma desordenada. Los alumnos las parean secuencialmente sobre la tarjeta que contiene la lectura completa.

Este procedimiento es sugerido por los autores para evitar la simple memorización, aspecto que generalmente se critica en el uso de los materiales predecibles. Se recomiendan los pasos que implican parear líneas y palabras para asegurarse de que los niños ponen atención a las características grafofónicas de las palabras individuales. Por supuesto, estos pasos sólo deben darse después que los niños han escuchado y leído el texto varias veces dentro del contexto predecible. Los niños tienen el apoyo sintáctico y semántico del texto completo cuando los parean con las tiras y con las palabras. De esta manera siempre tienen como sustrato para el recuerdo los agrupamientos significativos de cómo “suena” el lenguaje natural, aun cuando su atención sólo esté dirigida hacia la discriminación de los rasgos distintivos de las palabras individuales.

Los libros predecibles basados en rima o aliteración ayudan a los niños a aprender familias de palabras que contienen comienzos, finales o sílabas similares. Las actividades de lectura o escritura que se focalizan en este tipo de libro predecible inducen a los alumnos a descubrir algunas de las reglas de la correspondencia letra-sonido y a reconocer palabras no familiares por analogía con palabras similares conocidas, hecho que constituye una importante estrategia de reconocimiento de palabras (Smith 1979).

Dado que los libros predecibles están hechos en secuencias comúnmente conocidas, ellos proporcionan oportunidades para leer y escribir sobre esas secuencias, aumentando así el conocimiento del niño sobre un tipo de información considerada básica en la vida comunitaria. Otros contenidos predecibles basados en categorías familiares (animales, colores, alimentos, etc.) o temas cotidianos (ir al circo, visitar una hacienda, hacer un recorrido por la plaza de juegos) facilitan la adquisición y la organización de conceptos y vocabulario relacionado con estos temas.

Un recurso para la escritura

Los libros predecibles también constituyen un recurso para la escritura (Allen y Allen 1982; Condemarín y Chadwick 1988; Rhodes 1981). Cuando se ayuda a los niños a descubrir y analizar los patrones subyacentes a estos libros, ellos pueden improvisar creativamente sobre la base de estos patrones cambiando el tema y seleccionando palabras y frases relacionadas que les permitan crear un nuevo poema, juego, ronda o historia. Estos patrones sirven de estructura para apoyar las ideas propias y les dan confianza para expresarse a través de la escritura creativa. A partir de estos “préstamos a la literatura” los niños pueden llegar progresivamente a expresarse en forma original.

En esta forma holística y lúdica los alumnos adquieren intuitivamente muchos conceptos relacionados con las convenciones del lenguaje escrito (ortografía, signos de expresión y pausa, diagramación) que enseñados en forma aislada constituyen por lo general una rutina carente de significación y funcionalidad.

Utilización del círculo predictivo

Tompkins y Webeler (1983) sugieren utilizar los libros predecibles para ayudar a los niños a usar el círculo predictivo descrito más arriba, mediante una adaptación de las preguntas formuladas en las Actividades dirigidas de lectura-pensamiento, de Stauffer (1980). Ambas autoras sugieren los siguientes pasos que pueden seguirse cuando se lee en voz alta ante un grupo de niños o cuando se ayuda a un alumno a leer individualmente.

1) Leer el título, mostrar la ilustración de la cubierta del libro y preguntar: ¿De qué tratará este libro? Estimular a los niños a utilizar las palabras del título y la ilustración de la cubierta como claves para efectuar sus predicciones.

2) Comenzar la lectura del libro y continuarla a través del primero y segundo patrón de repeticiones. En cuanto los niños tengan suficiente cantidad de información, detener la lectura y hacerles una o más de las siguientes preguntas para estimularlos a hacer predicciones: ¿Qué pasará a continuación? ¿Qué estará pasando ahora? ¿Qué irá a pasar? ¿Qué va a hacer o decir el personaje?

3) Después que los alumnos hayan realizado sus predicciones, pedirles que expliquen por qué las hicieron, utilizando una o más de las siguientes preguntas: ¿Por qué pensaron que eso iba a suceder? ¿Por qué piensan que eso es una buena idea? ¿Por qué creen que el personaje va a decir (o a actuar) así? El propósito de estas preguntas  es  ayudar  a  los niños a darse cuenta de que están basando sus predicciones en los patrones repetitivos empleados en el libro.

4) Leer el próximo conjunto de patrones repetitivos para capacitar a los alumnos a confirmar o a rechazar sus predicciones.

5) Continuar leyendo y hacer que los niños repitan los pasos 2, 3 y 4. Cuando los niños leen individualmente, estimularlos a utilizar el círculo predictivo. Controlar sus predicciones cuando ellos lean los próximos conjuntos de patrones repetitivos. Apoyar sus intentos de terminar el libro aunque sus palabras no sean las exactas. En los lectores principiantes a menudo hay discrepancias (miscues) cuando leen el texto basándose en el significado.

Estrategia de lectura compartida

Heald-Taylor (1987) sugiere una estrategia de lectura compartida basada en los libros predecibles que consta de tres pasos: leer en voz alta, confeccionar libros de gran tamaño y hacer lecturas compartidas guiadas. La estrategia se utiliza dentro de un programa de artes del lenguaje y es aplicable desde el jardín infantil hasta el segundo grado. La autora incluye actividades interpretativas que no comentamos en este artículo.

Leer en voz alta

Es propósito de las sesiones de lectura en voz alta entretener a los niños simultáneamente haciéndoles tomar conciencia de la estructura o composición de la historia, el género literario, el autor y otras convenciones relativas al texto. Estas son algunas sugerencias:

1) Criterio de selección. Leer selecciones que le gusten al educador para contagiar a los niños con su entusiasmo. Elegir historias que reflejen tanto el nivel conceptual como los intereses de los pequeños alumnos. Cada historia puede ser leída como una unidad o bien como parte de un tema. Mantener contacto regular con una buena biblioteca o librería para estar al día de las novedades en el campo de la literatura infantil.

2) Comentarios previos a la lectura. Sostener el libro de manera que los niños puedan mirar la cubierta. Preguntarles: ¿Cuál es el título de este libro? ¿Pueden mostrarlo? ¿Dónde está escrito el nombre del autor? ¿Cuál es su nombre? ¿Qué opinan de la ilustración de la cubierta? ¿Sobre qué tema trata el libro? ¿Por qué creen eso?

3) Lectura del texto. Leer la historia en voz alta, sosteniendo el libro de manera que los niños puedan seguir visualmente las líneas impresas y las ilustraciones. En nivel del jardín infantil, ir mostrando con el dedo cada una de las palabras para indicar la dirección izquierda a derecha y parear las palabras escuchadas con las impresas.

4) Participación. Estimular a los niños a participar en la lectura repitiendo simultáneamente las palabras rimadas, los patrones acumulativos o repetitivos, cantando, palmeando los ritmos, moviendo el cuerpo, haciendo hablar simultáneamente a un títere o colocando los personajes sobre un franelógrafo.

5) Predicción. Después de leer unas pocas páginas, detenerse y preguntarles a los niños: ¿Qué piensan que va a suceder a continuación? ¿De cuántas maneras podrían terminar esta historia?

6) Comprensión. Una vez que se termina de leer la historia, hacer preguntas como las siguientes: ¿Qué pensaron sobre la historia? ¿Qué fue lo que más les gustó? ¿Qué cosas no les gustaron? ¿Se presentó un problema en la historia? ¿Cómo se solucionó? ¿Podría haberse solucionado de otra manera? ¿Podrían sugerir otro final? ¿Les ha sucedido alguna vez algo semejante? ¿Cómo se las habrá arreglado el autor para mostrarnos a estos personajes, para hacernos sentir las emociones y para hacernos imaginar que eso realmente pudo haber sucedido?

7) Evaluar la historia. Pedir a los estudiantes que evalúen la historia calificándola como “excelente” (todos la disfrutarían), “muy buena” (le gustaría a la mayoría), “buena”(si alguien está interesado en el tema o género o estilo), o “mala” (no recomendable). Estimular a los estudiantes a dar las razones de sus calificaciones.

8) Escuchar grabaciones. Invitar a los alumnos a grabar sus historias favoritas y estimularlos a usar efectos sonoros, fondo musical y voces dramáticas. Pedirles que lean los libros al mismo tiempo que escuchan la grabación.

Confeccionar libros de gran tamaño

Heald-Taylor recomienda utilizar con los lectores principiantes versiones en gran tamaño de las selecciones, para usarlas individualmente, en grupo o con la clase en su totalidad.

1) Selección. Confeccionar libros de gran tamaño con las selecciones que los niños han leído en voz alta. El libro puede ser utilizado como una unidad en sí misma o bien se lo puede relacionar con un tema general de lenguaje.

2) Formato. Comentar con los estudiantes las distintas posibilidades de formato que puede adoptar el libro: una “réplica del libro” (copia exacta del original), “nuevas ilustraciones” (cuando crean sus propias ilustraciones), “compuesto por los estudiantes” (cuando los alumnos escriben o dictan sus versiones basadas en el original). En el caso de que los estudiantes creen historietas originales, escribirlas en la pizarra, en una tarjeta o sobre acetato y transcribirlas después en un formato de gran tamaño.

3) Preparación del texto. Escribir con letra de imprenta en tamaño grande una o dos oraciones de la historia en la parte superior de una hoja de cartulina o de cartón delgado (30 por 40 cms.) con el fin de que los niños puedan leer fácilmente el texto. Colocar una cubierta que puede ser diseñada y pintada por los mismos niños. Si es necesario colorear selectivamente sustantivos, estribillos o verbos, dando un código de color para cada uno. Redactar una página a manera de presentación o de prefacio, explicando por qué los estudiantes eligieron las selecciones. Dejar una página destinada al índice.

4) Dejar un espacio aproximado de tres cuartos de página debajo del texto escrito para las ilustraciones.

5) Lectura de la selección. Leer la historia en voz alta e invitar a los alumnos a seguir el ritmo con las palmas, hacer los efectos sonoros con la voz o con instrumentos, hacer gestos o pantomimas correspondientes a personajes y acciones y leer en voz alta simultáneamente con el maestro.

6) Comentar y realizar las ilustraciones. Comentar acerca de cómo las ilustraciones pueden ayudar a entender la historia y conversar cómo se visualizan o imaginan los cuadros a medida que uno lee. Analizar cómo pueden realizarse ilustraciones diferentes a las del libro original. Instarlos a que tomen una decisión final e ilustrar la cubierta. Repartirse las páginas que serán ilustradas sobre la base de elecciones personales. Decidir si la hacen en una página aparte y luego la pegan o si ilustran directamente sobre la página seleccionada. Llevar un registro de las ilustraciones para que en el curso de una semana todos los niños hayan ilustrado por lo menos una página.

7) Numerar las páginas. Una vez completadas las ilustraciones, hacer que los niños numeren las páginas a medida que las leen. Los mayores deben hacerlo sin ayuda del maestro.

8) Página informativa. Hacer una página informativa con el nombre de los ilustradores, el nombre del autor de la selección original, la editorial y la fecha de la publicación.

9) Página de comentarios. Incluir dos o tres páginas extras al final del libro para que los lectores escriban sus comentarios sobre el contenido o sobre las ilustraciones.

10) Laminar la cubierta. Laminar la cubierta o protegerla con un plástico adhesivo y colocarle un sobre o bolsillo de cartulina para que los alumnos anoten su nombre y su firma cuando lean el libro o cuando lo lleven a su casa.

11) Destacar el lomo. Encuadernar el lomo del libro o bien colocarle un espiral de plástico o de metal.

12) Rincón de lectura. Colocar el libro en el estante destinado al rincón de lectura y establecer un horario de lectura creativa.

Hacer lecturas compartidas guiadas

Durante este proceso de lectura los alumnos aprenden a compartir las selecciones de lecturas predecibles presentadas en los libros de gran tamaño desde el jardín de infantes hasta el segundo grado. Las recomendaciones son las siguientes:

1) Lectura de la selección. Durante el curso de la semana, leer varias veces la selección al unísono con los alumnos mientras se van mostrando las palabras de izquierda a derecha con el puntero. Se pueden considerar algunos procedimientos como los siguientes: estribillo, el educador lee la historia y los estudiantes leen los estribillos; repetición-cloze, el maestro lee las oraciones y omite selectivamente algunas palabras, las cuales son proporcionadas por los estudiantes.

Lectura al unísono: los alumnos leen el texto completo al unísono, primero con el apoyo del maestro y luego solos, en coros, de a dos.

La lectura independiente: los estudiantes eligen sus lecturas que ya han sido repasadas y las leen independientemente.

2) Comprensión. Se analiza la historia mediante preguntas como: ¿De qué trata la historia? ¿Pueden contarla con sus propias palabras? ¿Qué les gustó o desagradó?, etcétera.

En resumen, los maestros que aprenden a usar libros predecibles como recurso para las actividades de experiencias de lenguaje ayudarán a los lectores principiantes, a los niños con dificultades de aprendizaje y a los adolescentes a desarrollar sentimientos positivos hacia la lectura en voz alta y silenciosa, porque ellos proporcionan múltiples oportunidades para adquirir fluidez lectora, vocabulario visual, uso de claves estructurales y para adquirir intuitivamente conceptos relacionados con las convenciones sobre el lenguaje escrito. También proporcionan una base para expandir la escritura creativa.


* Especialista en lectura y problemas de aprendizaje. Profesora de la Universidad Católica de Chile.


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