29 de Abril de 2025
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Colección: INTERAMER
Número: 62
Año: 1997
Autor: Emilio Carilla
Título: Pedro Henríquez Ureña. Signo de América

Crítica y americanismo

No conviene olvidar la importancia que, sobre todo hasta cierto momento, tienen los temas españoles en la crítica de Pedro Henríquez Ureña. Desde el temprano y ambicioso estudio dedicado al humanista y dramaturgo Hernán Pérez de Oliva10 hasta los postreros (y breves) prólogos de los “clásicos” españoles incluidos en las “Cien obras maestras de la literatura y el pensamiento universal” de la Editorial Losada, con títulos intermedios como La versificación irregular en la poesía castellana (1a ed., Madrid, 1920), la edición y estudio sobre Carrillo y Sotomayor (La Plata, 1929), artículos sobre Lope de Vega, Rioja, Góngora, Calderón, Juan Ruiz..., aparte de panoramas de la cultura española. En otra perspectiva, la mayor parte de estos trabajos se reunieron, con reiteraciones y modificaciones, en dos libros: En la orilla: Mi España (México, 1922) y Plenitud de España (1a ed., Buenos Aires, 1940; 2a ed., 1945).

Todo esto es de sobra conocido, y no hace falta que me detenga a dar detalle de la materia. Simplemente, menciono el dato para establecer, en primer término, su significación, y, al mismo tiempo, para atestiguar que, aun con su relieve, en rigor destacan la preferencia que el crítico concedió al tema americano. Pudiéramos hablar, en ocasiones, de proximidad y complemento, si esta caracterización no rebajara más de lo debido el nivel de los temas españoles.

Con esta salvedad, pues, subrayo una vez más la importancia de los motivos americanos. Importancia que también, de acuerdo a su trascendencia, hay que medir con los diferentes grupos que construye. Señalo, así, una serie de líneas que se van afirmando en él de manera gradual, y que, en forma acumulativa, permanecerán hasta el final de su vida: a) la noción de América y lo americano; b) los “clásicos” de América; c) las grandes síntesis (literarias, pero, más aún, culturales); y d) otros materiales de menos precisa filiación. Con respecto a los ejemplos, me parece redundante insistir aquí con títulos de sobra conocidos...

Todo lo dicho no hace sino ratificar el peso que tiene en la crítica de Pedro Henríquez Ureña la noción del “americanismo”. Tanto que, en buena medida, esa noción aparece con fijeza de meta. Por eso, no conviene trastocar valores y hacer de un motivo un método crítico. Lo que sí es necesario es reconocer, con esa meta, los instrumentos teóricos que le permiten a Pedro Henríquez Ureña estructurar una disposición sistemática del americanismo, entre realidad e ideal.