<<Biblioteca Digital del Portal<<INTERAMER<<Serie Educativa<<Desarrollo Sostenible en América Latina: La Sinergía entre el Financiamento y las Políticas<<El Financiamiento de la conservación de la biodiversidad en América Latina
Colección: INTERAMER
Número: 69
Año: 2000
Autor: Ramón López y Juan Carlos Jordán, Editores
Título: Desarrollo Sostenible en América Latina: La Sinergía entre el Financiamento y las Políticas
Conclusiones y recomendaciones para las instituciones financieras internacionales
Debe asignarse un caudal mayor de financiamiento a la conservación de la
biodiversidad por las siguientes razones:
- La biodiversidad existente en América Latina y el Caribe figura entre las más importantes del mundo.
- El financiamiento de la biodiversidad es complementario del proceso y las acciones estipuladas en el Plan de Acción para el Desarrollo Sostenible de las Américas adoptado por los Jefes de Estado y de Gobierno en la Reunión Cumbre de Bolivia en 1996.
- Prácticamente todos los países de la región son signatarios de la Convención sobre Biodiversidad.
Los siguientes cuatro puntos resumen nuestras conclusiones y recomendaciones
para mejorar el financiamiento de la conservación de la biodiversidad:
CUADRO 2
CUADRO 2
a) Financiamiento concesionario
Los beneficios primarios de la conservación de la biodiversidad tienen,
por su naturaleza, alcance mundial. Desde el punto de vista de la equidad,
esto significa que no sólo los habitantes de América Latina deben pagar
por la conservación. Es por ello que se requiere que la comunidad internacional
ponga a disposición recursos concesionarios por la vía de fondos no reembolsables
o créditos especiales. Las donaciones revisten una importancia vital, especialmente
durante las etapas de diseño y puesta en marcha de los proyectos de conservación
de la biodiversidad.
Si bien la mayor parte de los fondos internacionales no reembolsables proviene
del FMAM, de la Unión Europea, de los programas de asistencia bilaterales
y de ONGs, también se recurre a los préstamos, especialmente para financiar
medidas de conservación y mitigación en el marco de programas de desarrollo
más amplios financiados por bancos multilaterales. Una posibilidad para
facilitar el flujo de fondos no reembolsables sería programar el financiamiento
del FMAM junto con los bancos regionales y subregionales de desarrollo
de América Latina y el Caribe.
El uso más generalizado de mecanismos de garantía que atiendan específicamente
las necesidades de las empresas basadas en la biodiversidad y se ofrezcan
mediante programas apoyados por los gobiernos e instituciones multilaterales,
puede mejorar el acceso al crédito y facilitar la formación de fondos de
capital de riesgo para inversiones privadas en la región.
b) Fuentes diversas para financiamiento de la biodiversidad
A fin de reducir el riesgo, debe considerarse el uso de diversas fuentes
para financiar la conservación de la biodiversidad. Las instituciones financieras
internacionales podrían tratar de cumplir una función más activa como catalizadoras
o facilitadoras. Por ejemplo, el BID ha emprendido un estudio para analizar
cuál debe ser su acción futura en el ámbito de los fondos ambientales (BID,
1998). Por otra parte el Anexo 4 indica las fuentes potenciales de financiamiento
público para el programa de medio ambiente de Colombia para el periodo
1998-2007.
En la región están en proceso de formación varios mecanismos, pero pueden
ser ineficaces desde el punto de vista financiero (debido al costo elevado
de la obtención de fondos y a otras razones) e insuficientes. Por esta
razón, deben mantenerse las fuentes tradicionales, por ejemplo la financiación
mediante el presupuesto del gobierno, a fin de asegurar recursos con fines
de conservación. Es posible obtener algunos fondos del gobierno mediante
mecanismos de autofinanciación, como los cobros de entradas a las áreas
protegidas, cargos a los usuarios, regalías, impuestos sobre los derechos
de propiedad, diversos tipos de arriendo, licencias y fianzas. La securitización
es un mecanismo prometedor para hacer paquetes de inversiones benévolas
para el medio ambiente y atraer financiamiento en el mercado internacional
de capitales.
En América Latina y el Caribe es cada vez más frecuente el uso de instrumentos
basados en el mercado, como incentivos crediticios y tributarios, mecanismos
de depósitos reembolsables y pago por permisos negociables. Los recursos
generados a través de dichos instrumentos deberán ser considerados como
fuentes potenciales de financiación autónoma, o de fondos de contrapartida
para proyectos de biodiversidad que cuenten con respaldo externo.
c) El “verdeo” de las prácticas bancarias
Los organismos internacionales de financiamiento deben promover el “verdeo”
de sus operaciones con los sectores público y privado mediante la adopción
de una versión regional del Protocolo Verde del Brasil, a fin de incorporar
firmemente las consideraciones relacionadas con la biodiversidad a sus
operaciones regulares (BID, 1997; NC-IUCN y TransGlobal, 1998). Deben adoptar
condiciones más favorables y garantías para préstamos que promoverán la
sostenibilidad y el cumplimiento de los objetivos del CDB.
Posteriormente, se podría incorporar la conservación de la biodiversidad
como un criterio importante de selección de proyectos por las instituciones
bancarias públicas y privadas en toda la región. Las condiciones para los
préstamos sectoriales financieros otorgados por los bancos internacionales
pueden ser un vehículo apropiado en este sentido. Sin embargo, los bancos
internacionales no deben imponer normas ambientales a sus intermediarios
en forma indebida. Deben aplicarse esas normas de manera cuidadosa, a fin
de que los bancos locales no se perjudiquen a sí mismos o a sus clientes
con requisitos que acaso no puedan cumplir, provocando así que se disponga
de menos y no de más financiamiento para la conservación de la biodiversidad.
Se requiere entrenamiento para los banqueros. Las instituciones financieras
de América Latina deberían ser fortalecidas en áreas tales como: la preparación
de manuales sobre inversiones de contenido “verde” para banqueros, entrenamiento
del personal de los bancos, y conferencias sobre negocios relacionados
con la ecología dirigidas a empresarios (Salazar 1998).
d) Formación de alianzas
Deben reforzarse las alianzas y asociaciones estratégicas entre diferentes
interesados, como las ONG, las comunidades indígenas, el sector privado y la
sociedad civil. Seminarios como el que organizó la OEA sobre “El desarrollo
sostenible en América Latina y el Caribe: Políticas, programas y financiación”
en octubre de 1998, en el cual se presentó este trabajo, pueden prestar ayuda
en el proceso de cooperación para beneficio de los países de América Latina
y el Caribe. El mejoramiento de la coordinación entre los organismos financieros
en el ámbito de cada país, encabezado por los países beneficiarios, evitará
la redundancia y facilitará la difusión de información y, si se realiza efectivamente,
fomentará la complementariedad. Las alianzas son necesarias, asimismo, para
ajustar los instrumentos existentes y elaborar otros nuevos, a tono con la dinámica
de la región y las circunstancias concretas de cada país.