<<Biblioteca Digital del Portal<<INTERAMER<<Serie Cultural<<El Río de los Sueños: Aproximaciones Críticas a la Obra de Ana María Shua<<Entrevista con Ana María Shua: Rhonda Dahl Buchanan
Colección: INTERAMER
Número: 70
Año: 2001
Autor: Rhonda Dahl Buchanan, Editora
Título: El río de los sueños: Aproximaciones críticas a la obra de Ana María Shua
4. RB: Tu primera novela, Soy paciente ganó el Premio Losada
en 1979 y fue publicada en 1980. Como fue escrita durante la dictadura, algunos
críticos la consideran una metáfora de la represión. ¿Cómo respondes a esta
interpretación?
AMS: Para mí fue una sorpresa enorme descubrir que se incluía Soy paciente entre las novelas que tematizan la Dictadura. La escribí entre el 78 y el 79. Hacía poco que había vuelto de Francia, donde viví casi un año. Mi hermana había tenido que exiliarse en Estados Unidos. Mis dos primas maternas estaban viviendo en España porque sus respectivos novios (eran también dos hermanos) habían desaparecido. Yo tenía mucho miedo. Sentía que frente a lo que hubiera debido escribir, toda literatura era trivial. La realidad era un agujero negro, innombrable y había que caminar con mucho cuidado por el borde. Nunca, ni remotamente, quise hacer con Soy paciente una metáfora de la dictadura. Si en ese momento hubiera pensado que podía entenderse así, no la habría escrito, o la habría quemado. Pero además, y para ser realmente sincera, no creo que la idea de una burocracia opresiva y absurda como la del hospital en la que se interna mi Paciente se pueda comparar con el terror que significó la Dictadura militar. A veces, leyendo alguna crítica, estoy a punto de convencerme. Y después, vuelvo a recordar: no, no era un sentimiento absurdo kafkiano lo que yo sentía en esa época, sino miedo a la muerte.
AMS: Para mí fue una sorpresa enorme descubrir que se incluía Soy paciente entre las novelas que tematizan la Dictadura. La escribí entre el 78 y el 79. Hacía poco que había vuelto de Francia, donde viví casi un año. Mi hermana había tenido que exiliarse en Estados Unidos. Mis dos primas maternas estaban viviendo en España porque sus respectivos novios (eran también dos hermanos) habían desaparecido. Yo tenía mucho miedo. Sentía que frente a lo que hubiera debido escribir, toda literatura era trivial. La realidad era un agujero negro, innombrable y había que caminar con mucho cuidado por el borde. Nunca, ni remotamente, quise hacer con Soy paciente una metáfora de la dictadura. Si en ese momento hubiera pensado que podía entenderse así, no la habría escrito, o la habría quemado. Pero además, y para ser realmente sincera, no creo que la idea de una burocracia opresiva y absurda como la del hospital en la que se interna mi Paciente se pueda comparar con el terror que significó la Dictadura militar. A veces, leyendo alguna crítica, estoy a punto de convencerme. Y después, vuelvo a recordar: no, no era un sentimiento absurdo kafkiano lo que yo sentía en esa época, sino miedo a la muerte.