<<Biblioteca Digital del Portal<<INTERAMER<<Serie Cultural<<El Río de los Sueños: Aproximaciones Críticas a la Obra de Ana María Shua<<Entrevista con Ana María Shua: Rhonda Dahl Buchanan
Colección: INTERAMER
Número: 70
Año: 2001
Autor: Rhonda Dahl Buchanan, Editora
Título: El río de los sueños: Aproximaciones críticas a la obra de Ana María Shua
11. RB: ¿Cómo concebiste la estructura de la novela, la idea de
alternar entre Laurita y la Señora Laura?
AMS: Para explicar cómo llegó esa idea (fue sobre el final del trabajo) tengo que empezar por confesar que me siento mucho más segura como cuentista que como novelista. Tratando de no perderme en el laberinto de la novela, decidí trabajar cada uno de los capítulos de Laurita como si fuera un cuento independiente, con la misma protagonista. Es un procedimiento similar al de la novela picaresca, con la que mi libro tiene estrecho parentesco. Pero cuando tuve todas las historias, sentí que faltaba un nexo que las organizara, que les diera mayor unidad. Intenté primero escribir una suerte de epílogo para cada historia de amor (o para cada historia de relación con un hombre, ya que de amor, en este libro, se trata muy poco) que diera a su vez entrada a la siguiente. En ese estado, y no muy convencida, le di a leer el original a otro escritor argentino, un amigo al que admiro por la excelencia de su ficción: Rodolfo Fogwill. Fue él quien me sugirió la idea de alternar entre estas dos épocas de la vida de Laura. Me interesó en el acto ese camino porque me permitía, además, introducir el último capítulo, diferente de los demás por estar escrito en primera persona.
AMS: Para explicar cómo llegó esa idea (fue sobre el final del trabajo) tengo que empezar por confesar que me siento mucho más segura como cuentista que como novelista. Tratando de no perderme en el laberinto de la novela, decidí trabajar cada uno de los capítulos de Laurita como si fuera un cuento independiente, con la misma protagonista. Es un procedimiento similar al de la novela picaresca, con la que mi libro tiene estrecho parentesco. Pero cuando tuve todas las historias, sentí que faltaba un nexo que las organizara, que les diera mayor unidad. Intenté primero escribir una suerte de epílogo para cada historia de amor (o para cada historia de relación con un hombre, ya que de amor, en este libro, se trata muy poco) que diera a su vez entrada a la siguiente. En ese estado, y no muy convencida, le di a leer el original a otro escritor argentino, un amigo al que admiro por la excelencia de su ficción: Rodolfo Fogwill. Fue él quien me sugirió la idea de alternar entre estas dos épocas de la vida de Laura. Me interesó en el acto ese camino porque me permitía, además, introducir el último capítulo, diferente de los demás por estar escrito en primera persona.