<<Biblioteca Digital del Portal<<INTERAMER<<Serie Cultural<<El Río de los Sueños: Aproximaciones Críticas a la Obra de Ana María Shua<<Entrevista con Ana María Shua: Rhonda Dahl Buchanan
Colección: INTERAMER
Número: 70
Año: 2001
Autor: Rhonda Dahl Buchanan, Editora
Título: El río de los sueños: Aproximaciones críticas a la obra de Ana María Shua
19. RB: En varios de los cuentos de esta colección incursionas
en la ciencia ficción, especialmente en la última sección. Cuando apareció este
libro, tu nombre empezó a asociarse con el de Angélica Gorodischer, la principal
autora de ciencia ficción en la Argentina. ¿Cómo empezaste a interesarte en
la ciencia ficción?
AMS: Hubo dos momentos claves en mi relación con la ciencia ficción. Como lectora, empecé a fascinarme con el género a partir de la publicación en la Argentina de la revista Minotauro, que publicaba una excelente selección de la Magazine of Fantasy and Science Fiction. Eso sucedió en los años 60, cuando yo era adolescente. En ese momento actuaban al mismo tiempo influencias de distinto signo ideológico, pero relacionadas entre sí: la fama de Bradbury, por ejemplo, y el libro El retorno de los brujos de Powells y Bergier. Hay que recordar que nuestra mejor literatura tiene algo de ciencia ficción desde siempre. Hay varios cuentos de Borges que podrían entrar en cualquier antología del género. Están “Las fuerzas extrañas” de Lugones, el tema de la rosa de cobre en Arlt, y cuentos y novelas de Bioy Cásares. Descubrí a la ciencia ficción como una especie de continuación de ciertas características que me interesaban en la literatura argentina.
Por otra parte, en los años 80 hubo aquí un escritor, traductor y editor, Marcial Souto, que se dedicó durante varios años, con increíble fervor, a la difusión de la ciencia ficción en Argentina. Dirigió varias revistas (El Péndulo y otra vez Minotauro), creó y dirigió una colección de ciencia ficción argentina llamada también Minotauro. Souto leyó mi primer libro de cuentos y me vino a buscar para proponerme que escribiera cuentos de ciencia ficción para sus revistas. El fue el editor de La sueñera, que después de haber sido rechazado por varias editoriales que lo consideraron poesía, encontró su lugar en una colección de ciencia ficción.
AMS: Hubo dos momentos claves en mi relación con la ciencia ficción. Como lectora, empecé a fascinarme con el género a partir de la publicación en la Argentina de la revista Minotauro, que publicaba una excelente selección de la Magazine of Fantasy and Science Fiction. Eso sucedió en los años 60, cuando yo era adolescente. En ese momento actuaban al mismo tiempo influencias de distinto signo ideológico, pero relacionadas entre sí: la fama de Bradbury, por ejemplo, y el libro El retorno de los brujos de Powells y Bergier. Hay que recordar que nuestra mejor literatura tiene algo de ciencia ficción desde siempre. Hay varios cuentos de Borges que podrían entrar en cualquier antología del género. Están “Las fuerzas extrañas” de Lugones, el tema de la rosa de cobre en Arlt, y cuentos y novelas de Bioy Cásares. Descubrí a la ciencia ficción como una especie de continuación de ciertas características que me interesaban en la literatura argentina.
Por otra parte, en los años 80 hubo aquí un escritor, traductor y editor, Marcial Souto, que se dedicó durante varios años, con increíble fervor, a la difusión de la ciencia ficción en Argentina. Dirigió varias revistas (El Péndulo y otra vez Minotauro), creó y dirigió una colección de ciencia ficción argentina llamada también Minotauro. Souto leyó mi primer libro de cuentos y me vino a buscar para proponerme que escribiera cuentos de ciencia ficción para sus revistas. El fue el editor de La sueñera, que después de haber sido rechazado por varias editoriales que lo consideraron poesía, encontró su lugar en una colección de ciencia ficción.