<<Biblioteca Digital del Portal<<INTERAMER<<Serie Cultural<<El Río de los Sueños: Aproximaciones Críticas a la Obra de Ana María Shua<<Entrevista con Ana María Shua: Rhonda Dahl Buchanan
Colección: INTERAMER
Número: 70
Año: 2001
Autor: Rhonda Dahl Buchanan, Editora
Título: El río de los sueños: Aproximaciones críticas a la obra de Ana María Shua
29. RB: La memoria es un elemento fundamental en esta novela?
¿Qué es la memoria para ti y cuál es su función en la novela?
AMS: No me gustan mucho las definiciones. Llamo memoria a lo que la mayor parte de la gente llama memoria. La palabra se ha cargado de una connotación moral entre los judíos, a causa del Holocausto, y entre los argentinos, a causa de la Dictadura. Recordar, No Olvidar, son mandatos éticos. Pero como autora de ficción, lo que me fascina de la memoria es su arbitrariedad, el hecho de que cada uno de nosotros guarda en su mente fragmentos que todos los demás han olvidado, huellas de acontecimientos que sólo para uno dejaron huella. Se recuerda un olor, un color, una imagen arbitraria y absurda, una palabra, una voz. Y no sólo es arbitraria la memoria: también es mentirosa, deformante. La memoria propia es tan poco confiable como la ajena. La memoria es una pobre loca y, sin embargo, sólo podemos contar con su delirio para reconstruir nuestra historia. ¿Ves? ¡Finalmente conseguiste una definición! La memoria es enormemente parecida a la reconstrucción que opera en la ficción. Y ésa es su función en la novela: delirar, contradecirse, y contar la única historia posible.
AMS: No me gustan mucho las definiciones. Llamo memoria a lo que la mayor parte de la gente llama memoria. La palabra se ha cargado de una connotación moral entre los judíos, a causa del Holocausto, y entre los argentinos, a causa de la Dictadura. Recordar, No Olvidar, son mandatos éticos. Pero como autora de ficción, lo que me fascina de la memoria es su arbitrariedad, el hecho de que cada uno de nosotros guarda en su mente fragmentos que todos los demás han olvidado, huellas de acontecimientos que sólo para uno dejaron huella. Se recuerda un olor, un color, una imagen arbitraria y absurda, una palabra, una voz. Y no sólo es arbitraria la memoria: también es mentirosa, deformante. La memoria propia es tan poco confiable como la ajena. La memoria es una pobre loca y, sin embargo, sólo podemos contar con su delirio para reconstruir nuestra historia. ¿Ves? ¡Finalmente conseguiste una definición! La memoria es enormemente parecida a la reconstrucción que opera en la ficción. Y ésa es su función en la novela: delirar, contradecirse, y contar la única historia posible.