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Contexto de la Educación para el Trabajo
Colección: INTERAMER
Número: 31
Año: 1994
Autor: María Antonia Gallart
Título: La Educación para el Trabajo en el MERCOSUR
II. Aspectos educativos
Los países del tratado poseen marcadas diferencias en cuanto a las características educativas de las poblaciones que en ellos residen, diferencias que encuentran razones de tipo histórico y que en la actualidad plantean diversas prioridades en las agendas de las políticas educativas para cada uno de dichos países. Mirado desde el punto de vista productivo, puede decirse que los recursos humanos disponibles en cada uno de los países son marcadamente disímiles en lo que hace a la posesión de diversos niveles de educación formal. Las problemáticas educativas generales por ende son diferentes: en Brasil y Paraguay, como podrá verse en la descripción que se presenta a continuación, subsisten en la actualidad proporciones muy elevadas de personas con muy bajos o nulos niveles de educación, en cambio Argentina y Uruguay se encuentran en una situación contraria.
Desde la problemática del analfabetismo, se observan situaciones bien diferenciadas. Por una parte puede distinguirse la situación de las poblaciones de la Argentina y el Uruguay que muestran muy bajas tasas de analfabetismo entre las personas de 15 años y más (6,1% y 5% respectivamente). En otra situación se encuentran los habitantes del Paraguay entre quienes la proporción de analfabetos (12,5%) duplica a las recién mencionadas; finalmente Brasil es el que muestra la situación más dramática ya que una cuarta parte de su población mayor de 14 años no sabe leer ni escribir (25,5%).5 Una idea más acabada de la magnitud de la problemática aquí planteada aparece cuando se recurre a los datos absolutos (en base a estimaciones): en 1990, en Brasil los analfabetos de 15 años y más son algo más de 18 millones (18.359.000), en Argentina son poco más de 1 millón (1.065.000), en Paraguay son un cuarto de millón (252.000) y en Uruguay ascienden a 87 mil personas.
Centrando ahora el análisis en los niveles educativos alcanzados por la población mayor de 25 años se observa un panorama similar al presentado en relación a la problemática del analfabetismo. Uruguay es el país cuya población muestra los niveles de instrucción más elevados: prácticamente cuatro de cada diez personas han ingresado, al menos al nivel secundario; la población adulta de Argentina si bien muestra niveles algo inferiores a la del Uruguay, aventaja notablemente a Brasil y Paraguay. En este sentido, la proporción de población que por lo menos ingresó al nivel secundario es del 26,5% mientras que en los dos países mencionados en último término, dicha proporción desciende al 11,9 y 19,4%, respectivamente.
Es de hacer notar, que a pesar de tener una población predominantemente rural y por ello debieran esperarse niveles educativos inferiores Paraguay se encuentra en situación ventajosa respecto del Brasil. Mientras en el primer caso, la proporción de los que no alcanzaron a completar la escolaridad primaria es del 65,2%, en Brasil asciende hasta el 83,3% (cuadro 3).
Una manera diferente de mirar la situación educativa de la población es considerar las tasas brutas de matrícula por nivel de enseñanza,6 lo cual permite por el tipo de información continua a partir de la cual se obtienen dichas tasas contar con información más actualizada. En el caso de la educación primaria dicho indicador muestra una cobertura total en todos los países, aunque se observan algunas diferencias, especialmente en Argentina para el año 1988. Cuando se considera el nivel secundario, las diferencias que aparecen entre los distintos países son realmente importantes. En 1988, Argentina y Uruguay tienen tasas superiores al 70%. En cambio, tanto Brasil como Paraguay muestran tasas mucho más bajas: en el primer caso es del 38% y en el segundo de 29%. En el nivel terciario, las tasas brutas de matrícula muestran una realidad semejante a la que se presentara para el nivel secundario en el sentido de ser Uruguay y Argentina, especialmente el primero de éstos, los que cuentan con tasas significativamente más altas que las de Brasil y Paraguay, aunque obviamente, las tasas de escolarización terciaria son en todos los países mucho más bajas.
De lo presentado hasta aquí, parece quedar claro que las poblaciones de Uruguay, sobre todo, y de la Argentina tienen una situación educativa mucho más favorable que las de Brasil y del Paraguay, ya sea que ésta se observe a través de su nivel de analfabetismo, de su estructura educativa o de las tasas de escolarización.
Las tasas netas de escolarización superan la falencia, ya señalada, de las tasas brutas, pero sólo se dispone de información para la Argentina y para Brasil (correspondientes a 1980). La presentación de esta información aunque parcial resulta de interés porque, como puede observarse, sus valores prácticamente no difieren, pero sí aparecen diferencias importantes cuando se atiende al nivel de instrucción al que asiste la población escolarizada y contabilizada para el cálculo de la tasa mencionada. Así, mientras en Brasil la tasa neta de asistencia para los jóvenes entre 15 y 19 años es del 42,3%, en la Argentina es del 41,7%. Sin embargo, sí se manifiestan diferencias cuando se las observa tomando en cuenta el nivel de instrucción al que están asistiendo. La proporción de los que se encuentran asistiendo al nivel primario en Brasil es del 26,5% de dicho grupo etario, mientras que en la Argentina son el 5,6%; inversamente, la proporción de los que en Brasil asisten al nivel secundario es del 14,4% y en Argentina este valor es mucho más elevado (32,6%).
Las tasas netas de escolarización superan la falencia, ya señalada, de las tasas brutas, pero sólo se dispone de información para la Argentina y para Brasil (correspondientes a 1980). La presentación de esta información aunque parcial resulta de interés porque, como puede observarse, sus valores prácticamente no difieren, pero sí aparecen diferencias importantes cuando se atiende al nivel de instrucción al que asiste la población escolarizada y contabilizada para el cálculo de la tasa mencionada. Así, mientras en Brasil la tasa neta de asistencia para los jóvenes entre 15 y 19 años es del 42,3%, en la Argentina es del 41,7%. Sin embargo, sí se manifiestan diferencias cuando se las observa tomando en cuenta el nivel de instrucción al que están asistiendo. La proporción de los que se encuentran asistiendo al nivel primario en Brasil es del 26,5% de dicho grupo etario, mientras que en la Argentina son el 5,6%; inversamente, la proporción de los que en Brasil asisten al nivel secundario es del 14,4% y en Argentina este valor es mucho más elevado (32,6%).
Resumiendo, los recursos humanos disponibles en cada uno de los países son marcadamente disímiles en lo que hace al nivel educativo formal alcanzado por sus respectivas poblaciones y las problemáticas educativas generales, por ende, son diferentes. En Brasil y Paraguay, sobre todo en el primero, todavía son elevadas las proporciones de personas con muy bajos o nulos niveles de educación, mientras que en Argentina y Uruguay, especialmente en este último, la situación es diametralmente diferente. Esta temática será retomada más adelante al abordar los retos que se plantean para la presente década en cada uno de los países.
Los países del tratado poseen marcadas diferencias en cuanto a las características educativas de las poblaciones que en ellos residen, diferencias que encuentran razones de tipo histórico y que en la actualidad plantean diversas prioridades en las agendas de las políticas educativas para cada uno de dichos países. Mirado desde el punto de vista productivo, puede decirse que los recursos humanos disponibles en cada uno de los países son marcadamente disímiles en lo que hace a la posesión de diversos niveles de educación formal. Las problemáticas educativas generales por ende son diferentes: en Brasil y Paraguay, como podrá verse en la descripción que se presenta a continuación, subsisten en la actualidad proporciones muy elevadas de personas con muy bajos o nulos niveles de educación, en cambio Argentina y Uruguay se encuentran en una situación contraria.
Desde la problemática del analfabetismo, se observan situaciones bien diferenciadas. Por una parte puede distinguirse la situación de las poblaciones de la Argentina y el Uruguay que muestran muy bajas tasas de analfabetismo entre las personas de 15 años y más (6,1% y 5% respectivamente). En otra situación se encuentran los habitantes del Paraguay entre quienes la proporción de analfabetos (12,5%) duplica a las recién mencionadas; finalmente Brasil es el que muestra la situación más dramática ya que una cuarta parte de su población mayor de 14 años no sabe leer ni escribir (25,5%).5 Una idea más acabada de la magnitud de la problemática aquí planteada aparece cuando se recurre a los datos absolutos (en base a estimaciones): en 1990, en Brasil los analfabetos de 15 años y más son algo más de 18 millones (18.359.000), en Argentina son poco más de 1 millón (1.065.000), en Paraguay son un cuarto de millón (252.000) y en Uruguay ascienden a 87 mil personas.
Centrando ahora el análisis en los niveles educativos alcanzados por la población mayor de 25 años se observa un panorama similar al presentado en relación a la problemática del analfabetismo. Uruguay es el país cuya población muestra los niveles de instrucción más elevados: prácticamente cuatro de cada diez personas han ingresado, al menos al nivel secundario; la población adulta de Argentina si bien muestra niveles algo inferiores a la del Uruguay, aventaja notablemente a Brasil y Paraguay. En este sentido, la proporción de población que por lo menos ingresó al nivel secundario es del 26,5% mientras que en los dos países mencionados en último término, dicha proporción desciende al 11,9 y 19,4%, respectivamente.
Es de hacer notar, que a pesar de tener una población predominantemente rural y por ello debieran esperarse niveles educativos inferiores Paraguay se encuentra en situación ventajosa respecto del Brasil. Mientras en el primer caso, la proporción de los que no alcanzaron a completar la escolaridad primaria es del 65,2%, en Brasil asciende hasta el 83,3% (cuadro 3).
Una manera diferente de mirar la situación educativa de la población es considerar las tasas brutas de matrícula por nivel de enseñanza,6 lo cual permite por el tipo de información continua a partir de la cual se obtienen dichas tasas contar con información más actualizada. En el caso de la educación primaria dicho indicador muestra una cobertura total en todos los países, aunque se observan algunas diferencias, especialmente en Argentina para el año 1988. Cuando se considera el nivel secundario, las diferencias que aparecen entre los distintos países son realmente importantes. En 1988, Argentina y Uruguay tienen tasas superiores al 70%. En cambio, tanto Brasil como Paraguay muestran tasas mucho más bajas: en el primer caso es del 38% y en el segundo de 29%. En el nivel terciario, las tasas brutas de matrícula muestran una realidad semejante a la que se presentara para el nivel secundario en el sentido de ser Uruguay y Argentina, especialmente el primero de éstos, los que cuentan con tasas significativamente más altas que las de Brasil y Paraguay, aunque obviamente, las tasas de escolarización terciaria son en todos los países mucho más bajas.
CUADRO 3
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Países del MERCOSUR clasificados
según
variables educativas seleccionadas |
||||
Variables Educativas | Argentina | Brasil | Paraguay | Uruguay |
Porcentaje de analfabetos (15 años y más)* |
||||
Alrededor de 1980 | 6.1 | 25.5 | 12.3 | ... |
Alrededor de 1988 | 4.7 | 18.9 | 9.9 | 3.8 |
Máximo nivel de instrucción Alrededor de 1980 (25 años y más) en miles** |
(14.914) | (8.311) | (1.142) | (1.595) |
TOTAL | 100.0 | 100.0 | 100.0 | 100.0 |
Sin instrucción | 7.1 | 32.9 | 14.2 | |
Primario Incompleto | 33.4 | 50.4 | 51.0 | |
Primario Completo | 33.0 | 4.9 | 15.4 | 62.4 a) |
Secundario | 20.4 | 6.9 | 16.0 | 28.6 |
Post-Secundario | 6.1 | 5.0 | 3.4 | 9.0 |
Tasas brutas de matrícula b)** Primaria |
||||
1980 | 106.0 | 99.0 | 104.0 | 107.0 |
1985 | 107.0 | 101.0 | 103.0 | 107.0 |
1988 | 11.0 | 104.0 | 104.0 | 106.0 |
Secundaria | ||||
1980 | 56.0 | 34.0 | 26.0 | 62.0 |
1985 | 71.0 | 36.0 | 30.0 | 72.0 |
1988 | 74.0 c) | 38.0 | 29.0 | 77.0 |
Tasas netas de matrícula*** (15-19 años) 1980 |
||||
Educación básica d) | 5.6 | 26.5 | - | - |
Educación secundaria e) | 32.6 | 14.4 | - | - |
Educación superior | 3.5 | 1.4 | - | - |
Total | 41.7 | 42.3 | - | - |
Notas: a) comprende a la población sin
instrucción, con primaria incompleta y primaria completa. b) matriculados sobre el grupo de edad correspondiente, por cien. Los grupos de edad son los siguientes: para primaria, Argentina: 6-12 años, Brasil: 7-14 años, Paraguay: 7-12 años y Uruguay: 6-11 años. Para secundaria, Argentina: 13-17 años, Brasil: 15-17 años, Paraguay: 13-18 años y Uruguay: 12-17 años. c) datos para 1987. d) Argentina: 1-7 años de educación formal; Brasil: 1-8 años de educación formal. e) Argentina: 8-12/13 años de educación formal; Brasil: 9-11/12 años de educación formal |
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Fuentes: *CEPAL 1990 para año 1980 y CEPAL 1992 para año 1990; **UNESCO 1991; y ***Argentina: Censo Nacional de Población y Vivienda 1980, Serie B, Características Generales, INDEC, 1982. Brasil: Anuario Estatístico de Brasil, Secreatria de Planejamento da Presidência da República (Datos Censales). |
De lo presentado hasta aquí, parece quedar claro que las poblaciones de Uruguay, sobre todo, y de la Argentina tienen una situación educativa mucho más favorable que las de Brasil y del Paraguay, ya sea que ésta se observe a través de su nivel de analfabetismo, de su estructura educativa o de las tasas de escolarización.
Las tasas netas de escolarización superan la falencia, ya señalada, de las tasas brutas, pero sólo se dispone de información para la Argentina y para Brasil (correspondientes a 1980). La presentación de esta información aunque parcial resulta de interés porque, como puede observarse, sus valores prácticamente no difieren, pero sí aparecen diferencias importantes cuando se atiende al nivel de instrucción al que asiste la población escolarizada y contabilizada para el cálculo de la tasa mencionada. Así, mientras en Brasil la tasa neta de asistencia para los jóvenes entre 15 y 19 años es del 42,3%, en la Argentina es del 41,7%. Sin embargo, sí se manifiestan diferencias cuando se las observa tomando en cuenta el nivel de instrucción al que están asistiendo. La proporción de los que se encuentran asistiendo al nivel primario en Brasil es del 26,5% de dicho grupo etario, mientras que en la Argentina son el 5,6%; inversamente, la proporción de los que en Brasil asisten al nivel secundario es del 14,4% y en Argentina este valor es mucho más elevado (32,6%).
Las tasas netas de escolarización superan la falencia, ya señalada, de las tasas brutas, pero sólo se dispone de información para la Argentina y para Brasil (correspondientes a 1980). La presentación de esta información aunque parcial resulta de interés porque, como puede observarse, sus valores prácticamente no difieren, pero sí aparecen diferencias importantes cuando se atiende al nivel de instrucción al que asiste la población escolarizada y contabilizada para el cálculo de la tasa mencionada. Así, mientras en Brasil la tasa neta de asistencia para los jóvenes entre 15 y 19 años es del 42,3%, en la Argentina es del 41,7%. Sin embargo, sí se manifiestan diferencias cuando se las observa tomando en cuenta el nivel de instrucción al que están asistiendo. La proporción de los que se encuentran asistiendo al nivel primario en Brasil es del 26,5% de dicho grupo etario, mientras que en la Argentina son el 5,6%; inversamente, la proporción de los que en Brasil asisten al nivel secundario es del 14,4% y en Argentina este valor es mucho más elevado (32,6%).
Resumiendo, los recursos humanos disponibles en cada uno de los países son marcadamente disímiles en lo que hace al nivel educativo formal alcanzado por sus respectivas poblaciones y las problemáticas educativas generales, por ende, son diferentes. En Brasil y Paraguay, sobre todo en el primero, todavía son elevadas las proporciones de personas con muy bajos o nulos niveles de educación, mientras que en Argentina y Uruguay, especialmente en este último, la situación es diametralmente diferente. Esta temática será retomada más adelante al abordar los retos que se plantean para la presente década en cada uno de los países.